viernes, 27 de marzo de 2009

Noticia del descubrimiento de Tajín 1785.

Dentro de los impresos más curiosos de la Nueva España a finales del XVIII destacan los ejemplares de la Gazeta de México de Antonio Valdés, publicación quincenal que fue editada desde 1784 hasta 1810. Su lectura resulta deliciosa y nos transporta de inmediato al mundo novohispano en toda su complejidad. En sus páginas es posible enterarnos de los últimos adelantos científicos, la cantidad de plata acuñada, el extravío de un reloj o la consagración de un nuevo templo, pero en ocasiones hay noticias que parecen sumergirnos en una obra de Julio Verne, como la publicada el 12 de julio de 1785 en la que se avisa de un inspector de la ronda del tabaco que andando en busca de sembradíos ilegales entre los montes, descubre una ciudad perdida con todo y su pirámide.

PAPANTLA.

"Como a fines de Marzo del presente año Don Diego Ruiz, Cabo de la Ronda del Tabaco de esta jurisdicción, andando cateando los montes de ella con el fin de exterminar las siembras del Tabaco, como es su obligacion: en el parage llamado en lengua Totonaca del Tajin , que en la nuestra significa del rayo ó trueno , por el rumbo del poniente de este pueblo , a dos leguas de distancia entre un espeso bosque, halló un edificio de forma piramidal con cuerpo sobre cuerpo a manera de una tumba hasta su cima o coronilla: por la cara que mira al oriente tiene una escalera de piedra de sillería, como lo es toda la del Edificio, cortada a regla o esquadra, cuya escalera se compone de cincuenta y siete escalones descubiertos, conociendose efectivamente que otra gran porcion de escalones se encuentran subterrados siguiendo su natural descenso entre la maleza y broza del terreno..." 1


El editor de la Gazeta cumpliendo con la palabra empeñada , hizo entrega de la estampa permitiendo añadirla en e l lugar correspondiente al momento de encuadernarla.



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Resulta asombrosa la manera en que el dibujante se aproximó a la estructura original, tomando en consideración que la pirámide se encontraba en medio de la selva cubierta por arboles. La fotografía que mostramos se tomó 118 años después , cuando ya se había retirado la capa vegetal que la cubrió por siglos.


1 Gazeta de México 12 de julio de 1785 p. 349-350.

2 Fotografía de Eduard Seller 1903.

miércoles, 11 de marzo de 2009

La Biblioteca de Bernardo de Balbuena.

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Cuando Bernardo de Balbuena desembarcó en San Juan de Puerto Rico, seguramente creyó que su valiosa biblioteca había salvado todos los peligros que implicaba transportarla durante años por las inquietas aguas del mar Caribe, desde México rumbo a Jamaica, posteriormente a la isla de Santo Domingo y finalmente a Puerto Rico.
Muy lejos estaba de imaginarse que en septiembre de 1625 el pirata holandés Balduino Enrico atacaría con 17 barcos y 1500 soldados la ciudad de San Juan, que ante la negativa de rendirse la redujo a cenizas. El obispo perdió todas sus posesiones incluyendo su querida biblioteca que además de contener los libros que había atesorado a lo largo de su vida, en ella se encontraban sus obras inéditas como La alteza de Laura, las cuales se perdieron para siempre. Al dolor de la perdida se sumó la pobreza, en el devastado San Juan la calidad de obispo no lo libró de la miseria.
Lo único que podía salvarlo de su precaria situación era la pronta llegada de los caudales del "situado mexicano" que era como se le llamaba al subsidio que llegaba de la Nueva España, pero el dinero que esperaba, llegaría después de su muerte.

Así como desapareció su biblioteca entre las llamas, comenzó a extinguirse la vida de Bernardo de Balbuena.

Lope de Vega y Carpio le dedicó al triste suceso en El Laurel de Apolo las siguientes líneas:

Y siempre dulce tu memoria sea
Generoso prelado,
Doctísimo Bernardo de Balbuena,
tenias tu el cayado de Puerto Rico,
cuando el fiero Enrique
Holandés Rebelado
Robó tu librería
pero tu ingenio no, que no podía.

1 Grabado que se incluyó en la 1a edición de Grandeza Mexicana. Impresa en México por Melchor Ocharte en 1604.

martes, 10 de marzo de 2009

Un oficial de Cristóbal Plantino en la Nueva España.


La información que tenemos acerca del origen de los pobladores que vinieron a la Nueva España durante el siglo XVI, nos indica que aparte de los procedentes de la península Ibérica llegó un considerable grupo de otras partes de Europa. Una de las actividades que favoreció tal migración fue el arte de imprimir. A este grupo perteneció Cornieles Adriano conocido en la Nueva España como Cornelio Adriano César quien vio su primera luz en la ciudad de Harlem en los Países Bajos, desde joven se interesó por aprender la técnica y secretos de la impresión llegando a ser oficial en la célebre imprenta de Cristóbal Plantino en Leyden.
Arribó a la Nueva España a finales del s. XVI contratado para trabajar en la imprenta de Pedro Ocharte , con el sueldo de 170 pesos anuales, aparte de casa, comida y ropa limpia. Fue acusado por la Inquisición de haber emitido públicamente opiniones luteranas, sus bienes fueron decomisados y se le condenó a permanecer encarcelado durante dos años en el convento de Tlaltelolco, en donde se dedicó a trabajar en la imprenta que se encontraba ahí. Una vez liberado contrajo matrimonio en 1604 con Luisa Robles y laboró como cajista del impresor Diego López Dávalos.
A pesar de los problemas en que se vio envuelto, gracias a sus dilatados conocimientos gozó del reconocimiento de sus contemporaneos.

domingo, 1 de marzo de 2009

RUINA Y DESTRUCCIÓN DE LA PROFESA Y SU CASA DE EJERCICIOS. 1846.





Una de las construcciones más hermosas del centro de la ciudad de México eran el conjunto que formaban La iglesia de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús y su oratorio, los cuales se edificaron sobre la primitiva iglesia del siglo XVI que quedó devastada por la terrible inundación de 1629. Su construcción inició en el siglo XVII concluyéndose el año de 1720. En 1767 al ser expulsada la Compañía, el conjunto pasó a formar parte de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri, aunque rebautizaron el templo con el nombre de San José del Real, hasta la fecha todo mundo lo conoce como la Profesa.
Debido a la excelente ubicación del gran predio que adquirieran los jesuitas en 1585, no faltaron los intentos de destruirlo.

En 1846 d. Francisco Arbeu presentó el proyecto para prolongar la calle de la Alcaicería con dirección al callejón de Mecateros, con el fin de abrir una calle que terminara en el Teatro Nacional de Santa Ana lo cual implicaría necesariamente partir en dos a la Profesa.
El regidor Juan José Baz fue el presidente de la comisión que designó el ayuntamiento para "entender este negocio".
El documento que presentamos es la respuesta que dio el Prepósito del Oratorio Dionisio Pérez y Callejo a la propuesta del regidor. Los contundentes argumentos que fundamentaron su oposición los divide en tres tipos: los de orden físico, de orden moral y de orden legal. Su argumentación invalida una a una las supuestas ventajas del proyecto.
Es probable que el argumento con mayor peso para evitar en esta ocasión la destrucción fuera la inmediata publicación y difusión del presente impreso entre los capitalinos.
Como ya es conocido dieciséis años después en 1862, la Profesa fue mutilada cuando se destruyó el edificio que albergaba la casa de ejercicios, para construir la calle de 5 de Mayo.
Convirtiéndose en una más de las muchas joyas arquitectónicas virreinales que perdimos para siempre.

Pérez y Callejo, Dionisio. Ruina y Destrucción de la Profesa y su casa de ejercicios de México. México, Imprenta del Católico dirigida por M. Arevalo. 1846. 24 pp.