Dice la conseja popular que "no hay quien resista un gancho a la vanidad" y Miguel de la Grúa Talamanca y Branciforte, virrey de la Nueva España lo sabía muy bien. Con el fin de granjearse el favor de Carlos IV, envió una carta solicitando real autorización para erigir a su costa una estatua del monarca, muy pronto la noticia de la aprobación real llegó por medio de su cuñado, Manuel Godoy.
De inmediato se tomaron las provisiones necesarias para la ejecución de la obra, recayendo la responsabilidad sobre los maestros de la recién creada Académia de San Carlos, el diseño de la nueva Plaza se encargó a D. Antonio Velázquez director de arquitectura, el grabado de las medallas conmemorativas se dejó al cuidado del célebre Jeronimo Antonio Gil, el pedestal y la estatua fueron encargadas al director de escultura de la misma academia, Manuel Tolsá conocido en la Nueva España como el "Fidias Valenciano"
Aunque la primera piedra había sido colocada con anterioridad, se escogío como fecha oficial para la inauguración el cumpleaños de la reina Maria Luisa de Borbón, mientras se fabricaba la estatua de bronce se colocó una copia construida de madera y recubierta con lámina de oro.
Para los fines del virrey era sumamente importante que la noticia detallada de los festejos se diera a conocer al mayor número de personas, la mejor manera de lograrlo era la publicación de lo acontecido durante esos días.
El impreso da inicio ofreciendo una introducción muy en consonancia con la época:
"Carecía la venturosa México, Metrópoli magnífica del Nuevo Mundo, de aquella distinción y gloria que los mayores Monarcas han sabido condecorar las Ciudades mas celebres de sus Dominios. Después de tantas gracias dispensadas con larga mano á esta Nueva España en el felicísimo Reynado de Carlos IV , desde el primer momento de su exaltación al augusto Trono de dos Mundos; después de las señaladas demostraciones de paternal amor hacia estos fidelisimos y reconocidos Vasallos, solo faltaba para colmo de la felicidad común , un Estatua grandiosa y bella de tan benigno y religioso Príncipe, que colocada en el centro de esta Capital, reuniese en su contorno los corazones de estos habitantes..."
"Penetrado el Exmo. Señor virrey de Nueva España Marqués de Brancifortte de estos generosos ardientes sentimientos de amor y lealtad , deseó eternizarlos desde el principio de su gobierno con un monunento, que llenase los tiernos votos de estos Ciudadanos..."
De la segunda parte titulada "Descripción de la nueva plaza , pedestal y estatua" tomamos lo siguiente:
"El Rey está a caballo, vestido a la heroica con el cetro a la derecha, en ademan de comandar su exercito, y tiene la cara vuelta hacia el Real Palacio. El caballo está en acto de andar pausadamente, levantando la mano izquierda y el pie derecho, con la cabeza inclinada hacia la izquierda para que haga contraposición exacta con la del Rey, cuyo trage o adorno consiste solo en un grande paño, sujeto con una banda que le cruza el pecho, y tiene ceñida la frente con una hermosa corona de laurel. La altura del caballo es de tres varas y media, á que agregada la del ginete, componen ambas la de cinco varas y tres quartas"
La ceremonia dio inicio a las 8:15 cuando a señal del virrey se retiró el velo que ocultaba la escultura, retumbó la plaza con la salva de quince cañonazos. Acto seguido el virrey, su esposa, su pequeña hija y el regente de la Real Audiencia arrojaron desde los balcones tres mil medallas conmemorativas de plata. A continuación acudieron a la misa en la catedral celebrada por el Sr. Arzobispo don Alonso Nuñez de Haro, en la que predicó don José Mariano Beristaín* canónigo de la catedral, posteriormente se dirigieron a la garita de San Lázaro donde se realizó una ceremonia develando la placa que anunciaba el inicio de las obras del camino recto a Veracruz.
Siguiendo a la crónica de las actividades realizadas durante la tarde, se describe lo sucedido en el Palacio Virreinal.
"A las 21.30 empezó el fuego de los tres castillos, colocados en la plaza mayor, habiendo precedido algunos cohetes a mano; y despues de haber logrado de esta diversión paso S.E. , acompañado de muchos Señores Ministros, Títulos, Caballeros, Gefes de oficinas y otras personas distinguidas, al Salon principal, donde estaba la Exma. Señora Virreina, rica y finamente adornada, con el numeroso cortejo de cien señoras de la primera nobleza, cuyos vistosos trages y peynados, en que se habían aparado los últimos ápices del buen gusto, formaban la escena mas respetable y brillante.
Se dio principo al bayle con un fuerte golpe de musica y en su intermedio, que fue a la una de la noche pasaron SS. EE. con aquel grande concurso a otra sala , donde se sirvio con mayor prontitud y aseo un esplendido y delicado ambigus de doscientos cubiertos, en que se vieron agotados los primores del arte. Concluido este, se restytuteron todos al salon de bayle, que continuó hasta las tres de la mañana.
Para completar la solemnidad de tan feliz dia, y satisfacer al mismo tiempo la universal alegría del publico, se hicieron dieciseis corridas de toros ditribuidas en dos semanas.
Así concluyeron estas celebres fiestas, cuya memoria trascenderá con admiración los siglos venideros ."
Las Real Universidad convocó el 7 de marzo de 1790 a un certamen literario , con la finalidad de proclamar debidamente al monarca. En este concurso participó el novohispano Manuel Goméz Marín con un poema de 17 octavas "Canto en elogio de Carlos Cuarto , Rey de España e Indias" y con la Oda sáfico adónica en elogio a Carlos Cuarto Rey de España, ambas fueron premiadas. En ocasión de la colocación de la estatua provisional no sólo utilizó las piezas antes citadas sino tres composiciones cortas, una mediana, y una larga, en castellano dirigidas al virrey Branciforte. Las composiciones cortas fueron dos sonetos y una octava. La composición de mediana extensión tiene 42 versos y la composición larga consta de 2 odas, de 272 versos la primera, y de 136 la segunda. Todas incluidas en el documento.
El destino de la estatua se vio ligado a los cambios políticos del país, consumada la independencia fue blanco de las pasiones desatadas tras la contienda, sobre todo durante la tercera década del siglo XIX, ante el inminente riesgo de que fuera fundida, don Lucas Alamán intercedió para salvarla trasladándola al patio de la Real y Pontificia Universidad. A lo largo de su existencia ocupó distintos lugares en la ciudad. Desde 1979 se encuentra en la plaza situada en la calle Tacuba que a partir de esa fecha, lleva merecidamente el nombre de plaza Tolsá
En la base se encuentra una placa con la siguiente leyenda:
"El caballito" fue colocada en este lugar atendiendo la demanda de la opinion publica para que tan magnifica obra en un marco que le permitiera la mejor apreciacion de sus cualidades... El pueblo de México la conserva como un monumento de arte.
Personalmente no me causa ningún problema el que se trate de un rey, podría ser Carlomagno, Cuauhtémoc, Felipe II, o algún destacado virrey como Revillagigedo, lo que no me resulta muy grato es que sea precisamente Carlos IV. El cual no creo fuera merecedor de semejante monumento. Por desgracia, tal práctica continua vigente, nuestra geografía se encuentra sembrada de estatuas y calles con nombres de expresidentes, gobernadores y hasta uno que otro presidente municipal que creen haberse ganado la eternidad por la rapiña e incompetencia con la que se condujeron.
Con respecto al impreso, las noticias que tenemos provienen de Jesús Yhmoff Cabrera quien en su libro, Obras castellanas y latinas en verso y prosa de Manuel Gómez Marín nos dice:
"En relación con las composiciones que hasta aquí he señalado como escritas por Manuel Gómez Marín con motivo de la colocación de la estatua ecuestre provisional hay que hacer algunas advertencias, pues el ejemplar del que están tomadas, que forma parte del volumen número 205 de la Colección Lafragua de la Biblioteca Nacional de México y que es el único que conozco, carece de las pagínas anteriores a la 17 y, por lo tanto, de portada; esto plantea la cuestión de si se trata de la obra de Manuel Gómez Marín que Beristáin en su Biblioteca registra con el Título de inscripciones latinas y Epigramas a la estatua equestre de Carlos IV y Odas Castellanas al Marqués de Branciforte impresa no dice por qué impresor, en México en 1796. Emeterio Valverde y Téllez dice en su Bio-bibliografía eclesiástica mexicana que el impresor fue Zúñiga y Ontiveros, sin indicar el nombre de pila". (p.21)
Yhmoff Cabrera basandose en el contenido, las fechas mencionadas, y la tipografía concluye con acierto que se trata del mismo ejemplar. Agrega que, por el hecho de ser una impresión irregular Beristáin* le asignó un título facticio, como solía hacerlo, sin ninguna advertencia.
Medina. 8538 Lo menciona, pero afirma que tiene 16 pp. Las mismas que le faltan al ejemplar consultado por Yhmoff Cabrera.
El ejemplar descrito se encuentra encuadernado en un tomo que contiene las Gazeta de México de 1796 y 1797, justo después de la número 27, Tomo VIII del 7 de diciembre de 1796. Es probable que el dueño original lo considerara como uno de los muchos suplementos que la gaceta acostumbraba publicar, y lo incluyera. Sin embargo a diferencia de otros papeles cuenta con su propia numeración, razón para considerarlo como un impreso independiente.
Anexamos una tentativa de índice para los interesados:
Portada e introducción p.1-4
Descripción de la plaza, pedestal y estatua. p. 4- 7
Descripción de las celebraciones p. 7 - 15
Nota dando aviso que Don José Joachin Fabregas, esta grabando una lámina que representará la vista de la plaza mayor. p. 16
Inscripciones. p.17-21
Epigramas 22
Sonetos 23-32
Odas 33-40
Descripción / de las fiestas celebradas / en la Imperial Corte de México / con motivo de la solemne colocación / de una estatua equestre / de nuestro Augusto Soberano / el Señor Don Carlos IV. / en la plaza mayor. México. Mariano de Zúniga y Ontiveros. 1796. 40 pp. encuadernada en pergamino.
Algunos datos curiosos relacionados con este hecho:
-El marqués de Branciforte no vio terminada la estatua, ya que fue separado de su cargo en 1798, la estatua ocuparía el lugar designado hasta 1803.
- La fabricación del monumento se pagó con las entradas a las corridas de toros y no de la bolsa del virrey como originalmente se había propuesto.
- Para el diseño, Tolsá tomó como modelo un caballo perteneciente al márques del Jaral de Berrio comprobando la fama de la que gozaron los caballos de esa hacienda y que ha llegado hasta nosotros a través del refran que reza:
"Pa´los toros del Jaral los caballo de alli mismo"
- Alexander Von Humbolt quien se encontraba presente durante la develación en 1803 aseguraba que el "caballito" era solamente inferior al monumento ecuestre de Marco Aurelio en Roma
* José Beristáin de Souza. Además de canónigo de la Catedral de México fue el autor de la famosa Biblioteca Hispanoamericana Septentrional.
Bibliografía.
Manuel Gómez Marín; introducción y versión castellana de Jesús Yhmoff Cabrera. Obras castellanas y latinas en verso y prosa. México. Biblioteca Enciclopedica del Estado de México. 1981.
Salazar Hijar y Haro, Enrique. Los Trotes del Caballito en México en el Tiempo Año 1. Número 3 , octubre/noviembre 1994. México. Editorial Jilguero/ INAH
Preciosa estatua y maravillosa plaza.
ResponderEliminarPues sí, el único "pero" es que represente al necio e inutil de Carlos IV, aunque podría ser peor, su hijo Fernando VII lo supero con creces, ostenta el honor de ser el rey más miserable y ruin de la historía de mi país.
Carlos Rey
Estatua equestre típica de esta época, como lo mismo ocurrió en Portugal y en toda la Europa, Todas ellas intentaban tornar inmortal lo mortal y, como en esto caso, borrar la imagen sin esplendor e hacer-la grande cuando su dimensión en la historia fue muy pequeña...
ResponderEliminar¡Pero aun se hace obras similares!
Gracias por tu muy buena entrada
¡Un bueno año nuevo!
Carlos.
ResponderEliminarNo lo había contemplado,pero tienes toda la razón pudo haber sido peor.
A fin de cuentas las personas se refieren a ella simple y llanamente como el "caballito" sin mencionar al personaje. Gracias por tu comentario
Saludos.
Rui.
ResponderEliminarSobre todo cuando se trata de un homenaje en vida, podríamos aventurar el siguiente principio: "el tamaño de la estatua es inversamente proporcional a la calidad del personaje"
(es broma)
Feliz año.
Ja, ja... me encantan estos libros de adulación real y sus manifestaciones efímeras (¡aunque esta sea permanente!).
ResponderEliminarSon obras pasadas de moda (en todos los sentidos) y que está bien que se las vea en los museos.
Sobre Carlos IV hay que reconocer que su hijo lo mejoró gracias a su manera de "no-"gobernar como comenta Carlos. Pero si nos ponemos en el siglo XIX español no terminaríamos...
Galderich.
ResponderEliminarComo bien dices estos documentos son solamente reflejos del pasado, aunque no dejan de ser una curiosidad.
Por acá, tampoco nos fue nada bien con los gobernantes durante el XIX, ¡tampoco en el XX!
Saludos
¡Qué magnífico conjunto de impresos volantes seguro de rareza insigne por su naturaleza efímera! Menos mal que fueron encuadernados con los números de la Gazeta y puedes ahora vanagloriarte de tener un conjunto tan interesante como raro.
ResponderEliminarTambién interesantísima y detallada información sobre los artífices del monumento con nombres relevante como el Virrey cuñado de Manuel Godoy, personaje controvertido y que en estos momentos en España, y especialmente en Extremadura, se está reivindicando su figura y su papel renovador en la política española.
Personalmente opino que el gasto que hacen las administraciones en obra pública (ya sea carreteras, edificios o estatuas ecuestres, como en este caso) es el mejor de los dineros gastados. La obra queda para la posteridad y da igual si costó más o menos, si hubo muchos o pocos políticos que metieron la cuchara en la olla… la obra permanece para los siglos venideros. Como el cartel de propaganda de un honesto político de una República hermana americana que decía: “Vota a XX, roba, pero obra”.
La obsesión de interpretar el pasado con premisas actuales lleva a despropósitos absurdos: en España, por ejemplo, a eliminar cualquier referencia en escudos, estatuas, edificios públicos al régimen de Franco. Así, las estatuas ecuestres de Franco van corriendo una peregrinación infinita de almacén a almacén, o esculturas con las armas de España, hechas en ese periodo, talladas en piedra son eliminadas. ¿Porqué no nos cargamos también las armas de España del periodo de Fernando VII, el peor rey que hemos tenido?
¡Feliz Año Nuevo!
Estimado Diego.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus comentarios.
La figura de Godoy también por acá resulta controvertida, en especial por su papel en la firma del Tratado de San Lorenzo.
Aunque no se le puede negar a nadie el derecho a ser reivindicado, sobre todo cuando el juicio histórico dominante se hizo al calor de la pasión.
Creo que es lo que sucede con lo que mencionas sobre el destino de las estatuas de Franco.
Fuera de España parece que la guerra civil ocurrió hace un siglo, en España parece que sucedió ayer. Estoy seguro que con el tiempo los ánimos se calmarán, el pasado quedará en el pasado y España seguirá adelante como siempre lo ha hecho.
Saludos Bibliófilos. ¡Feliz Año!