Hay libros que nacen precedidos por la fama de su autor; algunos otros la expectativa que provocan se debe principalmente al ilustrador. En un principio ese fue el caso de Boda en Juchitán. libro que decoró con sus dibujos Gabriel Fernández Ledesma cuando ya gozaba de un lugar principal entre los artistas dedicados a embellecer el libro. Fue de los primeros en sumarse al resurgimiento del grabado en madera retomado por la llegada de Jean Charlot en los tempranos veintes, posteriormente obtuvo la beca Guggenheim, que le dio la oportunidad de viajar más de un año por pequeñas comunidades del país y el suroeste de Estados Unidos, experiencia que se ve plasmaba en sus trabajos. Los libros en los que que colaboró, se distinguen las tres cualidades que a su juicio debía de tener un libro: utilidad, economía y belleza.
La génesis del libro surgió cuando el autor y el prologuista fueron invitados a una boda en el poblado de Juchitán Oaxaca. Luis Suárez el autor no era originario de México. La visión que otorga la distancia, es la que ayuda a descubrir los detalles que permanecen ocultos a quien de tanto verlos acaba por ignorarlos. El permanente descubrimiento se puede percibir en cada página.
El libro se divide en 5 partes: La ruta, El pueblo, Lo humano en el istmo, Enramada y convite, Boda y libana
La descripción comienza con la cambiante geografía recorrida por el ferrocarril en su trayecto de Veracruz al istmo de Tehuantepec, le siguen las costumbres gastronómicas de la región en donde los platos en base a iguana y armadillo son los que engalanan la mesa. El mercado es otro de los sitios que forman parte de la crónica destacando la variedad de productos, la manera de exhibirlos y la completa ausencia de hombres que vendan algo y muy pocos que lo compren.
El autor hace un paréntesis para reproducir la noticia que leyó en un periódico local.
"Ayer un camión atropelló y mató a un niño en la plaza. Es lamentable que se haya perdido un futuro hombre de nuestro pueblo. Pero también es un síntoma de que Juchitán progresa, porque ya llegan a su plaza los camiones, signos de progreso"
También llama la atención la agudeza del escritor para detectar algunas cuestiones mucho más sutiles y de gran complejidad, como el trato despectivo de los zapotecas hacia los huaves, originado en la remota conquista zapoteca.
Un lugar de gran importancia en Juchitán fue el rio de Los Perros, cauce que como sucedía en muchas poblaciones del sur del país, asumía el papel de ser uno de los principales espacios públicos. Las personas acudían a verse mutuamente en el rio. Los negocios, las intrigas y los pleitos, las declaraciones de amor, todo se discutía, con el agua hasta las rodillas
Durante la estancia en el poblado se llevó a cabo un funeral, el autor nos ofrece una descripción muy viva del suceso.
"A pesar de ser un entierro modesto, no le faltaron el desfile de dolientes ni las flores ni la música. Por delante, los varones que formaban el cortejo, en dos filas de a uno, por ambos lados de la calle , descubiertos y algunos con cirios . Delante de ellos la banda de música con un son que desgarra a veces y a veces parece que es la misma entonación que sentimos en acontecimientos no dolorosos, pero ahora llevando el ritmo una fúnebre lentitud a propósito Y a la cabeza de todos, dos niños de siete a diez años , con una pala cada uno, las que servirán para cubrir de tierra el ataúd...
Los vestidos floreados que siempre llevan las mujeres han sido sustituídos por otro negro; vestido y chal, todo negro. La mujer más cercana, la más afectada en dolor , va en medio de las demás, cruzando con los brazos los hombros de las dos inmediatas; caminan lentamente, y la música, muchos metros adelante, trae hacia ellas las notas fúnebres con sensación de lejanía y profundidad, y en ocasiones no se oye otra cosa que el grito casi medido de la doliente principal, coreado por los de las otras mujeres."
A la mañana siguiente de un funeral no es extraño oír en el mercado -¡Qué alegre estuvo el entierro! Fue mucha gente . Sí . ¡ Y qué bonito llora esa familia!
Una ceremonia tradicional era la "libana" rito de los zapotecas viejos, en el que parte de la tradición es una especie de discurso dirigido a los contrayentes, en zapoteco arcaico y castellano, discurso en el que se hacen frecuentes menciones a Napoleón, las cuales no dejan de sorprender a los visitantes
Para entender esta mezcolanza, no encontramos mejor explicación que la ofrecida por Andrés Henestrosa en uno de los relatos que componen su libro Los hombres que dispersó la danza que lleva por nombre "La Confusión"
Las fabulas indígenas misteriosas y sutiles, se maridaron con los apólogos y los enxiempla castellanos, y fue como si el rio de la imaginación ibérica se vaciara en el rio de la imaginación zapoteca. Y mezcladas sus aguas, sus arenas y sus astros no se puede ahora separarlos, también porque tienen curso subterráneo, las flores, los animales, los hombres, las aves, todos aprendieron español.
Un aspecto que se menciona ampliamente es la ancestral solidaridad de la comunidad, la gran generosidad mostrada por amigos y familiares durante las celebraciones y desgracias , así como la conocida hospitalidad de los pobladores. Rasgos que por fortuna han perdurado a través del tiempo
Boda en Juchitán es uno de esos libros, que aparecen muy de vez en cuando en comercio, no lo andábamos buscando, pero cuando lo encontramos, no lo dejamos escapar. La impresión estuvo bajo el cuidado de otro gran apasionado de los libros Antonio Acevedo Escobedo.
Suarez, Luis. Boda en Juchitan, Cinco reportajes, México, S.E.P, 1948, 66 pp.