Prisionero por más de un año en lo que fuera el antiguo convento de Santiago Tlatelolco el general Bernardo Reyes dedicó parte de su tiempo tras las rejas, a redactar lo que sería su defensa en contra de los cargos fincados por levantarse en armas en contra del gobierno de Madero. La espera de una sentencia que no llegaba, aunada a un indulto que dejaba poco espacio al honor, le generó una incertidumbre que resultaba más letal que la misma pena capital a la que sería sometido si se encontraba culpable .
El general Reyes desde el principio aclara que el documento trasciende el ámbito judicial, no se trata de una una defensa legal, por que sabe, que ante las leyes es culpable, tampoco busca el perdón, el perdón se pide cuando existe la convicción de que se actuó mal, y ese no era el caso. Por medio de su escrito desea poner en relieve su larga y exitosa carrera militar, quiere que se valore su actuación como funcionario gubernamental, como administrador, pero especialmente como gobernador de Nuevo León. Reafirma una vez más su inagotable lealtad a Porfirio Díaz, aclara que las desgracias que sufrió se debieron al circulo de "científicos " que rodeaban a don Porfirio.
Al abordar la sublevación, dedicó muy poco espacio en exponer las razones que lo llevaron a alzarse contra Madero, asume que no hace falta abundar sobre el tema, y que la impresión personal que tenía sobre la ineptitud de Madero era generalizada, - en su opinión- el país se le estaba desmoronando entre las manos y el golpe era la única manera de evitar el desastre. La verdadera preocupación fue exponer las causas que hicieron fallar la revuelta, el fracaso se relacionó directamente a la intervención del gobierno de Estados Unidos, denuncia la persecusión que sufrieron sus seguidores en el vecino del norte mientras adquirían armas, el decomiso de las mismas y el encarcelamiento en la ciudad de San Antonio. Le extraña la actuación del gobierno estadounidense sobre todo que cuando se trató de derrocar al gobierno de Díaz, fueron más que complacientes con los conspiradores. La explicación que ofrece ante ese doble comportamiento, es que a EEUU siempre le ha convenido tener un vecino con gobierno débil.
Bernardo Reyes Ogazón *
El general estaba consiente que levantarse en contra del gobierno maderista había sido un suicido político, lo que trató de evitar con este libro, es que el suicido político se conviertiera también en su muerte histórica.
Reyes, Bernardo. Defensa que por si mismo produce el C. General de División Bernardo Reyes. México. Imprenta Lacaud, Fotograbado y Linotipia. 1912, 50 pp.
* Bernardo Reyes. A Costilla, 1892. oleo sobre tela. Capilla Alfonsina, Conaculta
Tremendo el subtítulo, que suena como una pedrada: "Acusado del delito de rebelión". A veces las publicaciones que no lo pretenden logran un efecto mayor en el lector que la mejor literatura.
ResponderEliminarGracias por mostrarlo, Marco.
Más uno apunto sobre los levantamientos tan frecuentes en los países hispano-americanos. La historia de cada uno de ellos está llena de estos episodios.
ResponderEliminarGusté de la lectura de tu entrada (desconocía esta personaje).
Uno abrazo.
Estimado Urzay.
ResponderEliminarTienes mucha razón. el subtítulo es muy atractivo y el contenido no defrauda.
El librito es una buena fuente para comprender la complejidad de las condiciones, durante los primeros años de la Revolución Mexicana.
Saludos.
Apreciado Ruy.
ResponderEliminarDurante mucho tiempo, en nuestra región el golpe de estado fue la manera más común de hacerse del poder. Por suerte los aires han cambiado, aunque siempre quedan recuerdos de las viejas mañas.
Un abrazo.
¡Muy buen aporte! Recuerdo haber leído parte del expediente del juicio del general Reyes, que tuvo que ser aplazado una y otra vez debido a que el juez tenía que ser de igual o mayor graduación que el acusado, y en ese entonces no había generales de división disponibles que pudieran ocupar el cargo de juez, lo que habla un poco de la alta jerarquía en el escalafón militar del acusado, así como de la inestabilidad militar del país, que obligó al gobierno a hacer uso de todos los efectivos militares disponibles, lo que dejó sin personal calificado los juzgados castrenses.
ResponderEliminar¡Saludos!
Luis Ignacio.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario, en especial por la información que nos das a conocer sobre las razones que causaron el aplazamiento del juicio.
¡Saludos!
Estoy de acuerdo con Urzay.
ResponderEliminarpagina de inicio
Marco Fabrizio,
ResponderEliminar¿Cuantos libros de autodefensa se han escrito? La letra escrita y la búsqueda de un juicio paralelo y popular es lo que nos puede salvar porque de los golpes de estado no nos salvaba nadie...
Galderich.
ResponderEliminarSí, es verdad. Esos libros de autodefensa, eran tan populares como ahora son las notas en algunos noticieros, tratando de justificar algunas acciones injustificables.
Saludos.