La extendida costumbre de marcar con hierros candentes los cantos de los libros que formaron las bibliotecas novohispanas, dejó huella en una gran cantidad de ejemplares, no sólo por el número, sino por la variedad de marcas que fueron utilizadas. En la actualidad existe un creciente interés por los libros marcados, a algunas personas, les causan tal fascinación, que su sola presencia es motivo suficiente para adquirir el ejemplar. Al localizar una marca de fuego el primer impulso es tratar de identificarla para conocer parte de su historia.
La elaboración de un catálogo para lograr la plena identificación ha sido anhelo permanente desde hace algún tiempo. Ya en 1925 Rafael Sala publicó un listado con 178 marcas diferentes, a 151 de ellas les asignó procedencia y 27 no fueron identificadas. Otro esfuerzo de gran importancia fue el catálogo publicado por la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia en 1989, se trata de una obra muy completa debido a que se tomó como fuente las marcas de los libros que componen los valiosos fondos conventuales que resguarda. Otras bibliotecas se han sumado al esfuerzo como el caso del listado que elaboró la biblioteca Elías Amador de Zacatecas en 1992.
La creación de un catálogo completo no es tarea sencilla, se trata de una investigación que abarca un periodo de tres siglos, además se debe considerar que fueron numerosas las corporaciones que recurrieron al fuego para resguardar sus libros, en algunos casos utilizaron diferentes marcas para la misma biblioteca e incluso una misma marca se realizó con diferentes hierros, dando como resultado una gran variedad de modelos, sí añadimos las utilizadas en las bibliotecas particulares, la tarea se convierte en una obra de grandes proporciones.
Buscando información en la red nos llevamos la agradable sorpresa de llegar al proyecto del Catálogo Colectivo de Marcas de Fuego que es una novedosa iniciativa destinada a elaborar un instrumento que contenga todas las marcas de fuego utilizadas durante la época virreinal, incluyendo las pertenecientes a bibliotecas particulares.
En este caso no fue posible localizar información sobre la marca en ninguna parte. El impreso en el que se encuentra es de finales del siglo XVIII probablemente perteneció a una biblioteca particular en la ciudad de Guanajuato, por desgracia no cuenta con ex libris. Con la esperanza de recabar alguna información la publicamos aquí y por supuesto la ponemos a disposición del Catálogo Colectivo.