Uno de los libros más populares en
los países de habla hispana desde la segunda mitad del siglo XIX hasta las primeras décadas del XX fue El
Mosaico Literario, texto cuya
principal finalidad fue ejercitar a los
niños en la lectura de manuscritos. Se imprimió originalmente en 1866 en la Librería Bastinos de la ciudad de
Barcelona por el pedagogo y escritor Antonio Juan Bastinos, y
Luis Puig y Sevall, autor especializado en libros escolares. El Mosaico
Literario se convirtió rápidamente
en un éxito editorial en todo el mundo de habla hispana, fue texto oficial en España, Cuba, Puerto Rico, Argentina,
Uruguay, Perú y Guatemala.
Con el fin de crear cercanía con los
lectores en cada uno de los países en que se editó, el contenido experimentó pequeñas
modificaciones. Se sustituyeron unos
cuantos textos de autores peninsulares
por escritos de autores nacionales, se agregaron algunas descripciones geográficas y se cambiaron en los
ejemplos de las cartas a las ciudades
españolas por ciudades del país.
Aunque en México nunca ostentó el carácter de texto oficial fue de los libros preferidos por los maestros. La primera edición mexicana
se realizó en 1876 se vendía en la Imprenta y librería de J, Aguilar y Ortiz situada en primera calle de Santo
Domingo[1] número 5
y en la Litografía de Luis Arteaga y Barreda Puente del Espíritu Santo[2] no 6.
Ambos editores fueron muy conocidos en
su tiempo por sus respectivas publicaciones periódicas. [3] La
edición mexicana además de las diferencias
mencionadas anteriormente era más
breve que la española, ya que contaba con
162 páginas contra las 195 de la peninsular.
Una de las condiciones que favorecieron
la suerte del Mosaico
fue que surgió en una periodo en
que los países intentaban
establecer la educación laica, entre muchos de los desafíos a los que se
enfrentaron los educadores , uno de ellos fue la falta de textos
para la enseñanza sin que
tuvieran contenido religioso, en
ese contexto por su contenido, el Mosaico fue una
excelente opción ya que ninguno
de sus textos es confesional . Por otra
parte vale la pena mencionar que con el fin de no tomar partido y quedar bien con todos los posibles clientes, los editores
incluyeron una carta de
aprobación suscrita por el Dr. Buenaventura Ribas y Quintana religioso católicos doctor en teología,
jurisprudencia y canónigo de La Catedral de
Barcelona, autorización que
sustituyó al antiguo y extendido Nihil obstat formalidad utilizada por la
iglesia católica que consistía en la
aprobación necesaria para la publicación de cualquier impreso por parte
del obispo o algún censor en la
diócesis correspondiente.
Cada uno de los textos se encuentra escrito con diferente
letra, con el fin de acrecentar la experiencia
del alumno. El libro está dividido en
cuatro secciones, epistolar,
literaria, comercial y la miscelánea
geográfica-histórica y mercantil.
-La
epistolar contiene ejemplos de
cartas dirigidas a la madre, hermanos,
amigos y de negocios, cada una de ellas
tratando diferentes circunstancias felicitaciones, pésames, propuestas de
negocios, de manera que para el estudiante cada una de ellas le sirviera de modelo para hacer las propias.
-La sección literaria es la más extensa en la edición
mexicana se incluyeron escritos de José María Roa Bárcenas y Antonio García
Cubas.
La comercial enseña la manera de elaborar cartas ofreciendo mercancías, solicitudes de pago, recibos, elaboración de letras de cambio y algunos otros instrumentos comerciales de la época
-La
miscelánea geográfica, histórica y mercantil contiene cartas
descriptivas de México, Manila, La Habana, París y Hamburgo
El libro tiene el formato de octavo
menor, encuadernación en cartoné pensando en el desgaste al que estaría expuesto y como se acostumbraba para libros
baratos, el papel no es de la mejor
calidad, incluso hay algunas
hojas del libro con diferentes tonos de papel destacando las azules,
circunstancia que nos habla de lo
austero de la edición. Un dato curioso
es que la única parte del libro que no
está en letra manuscrita es la portada.
El impreso dejó una honda huella
debido a sus casi sesenta ediciones, se conocen ejemplares impresos hasta la tercera década del siglo XX, una de las
principales causas del ocaso del Mosaico
fue la aparición del conocido método de
caligrafía Palmer, desarrollado por
Austin Norman Palmer, fue tal el éxito
del cuaderno que
solamente en Estados Unidos
vendió un millón de copias en 1912, décadas más
tarde se realizó la versión al español que acabo desplazando al Mosaico.
Otra casusa fue la proliferación de máquinas de escribir y posteriormente la generalización de computadoras y otros dispositivos
electrónicos que condenaron el uso de la letra manuscrita, al
perder su ventaja principal que era la
rapidez, precisamente la designación de
cursivo le viene de la raíz latina
cursun correr, aunado a esto hay un abandono de la enseñanza de
la escritura manuscrita dentro en las
escuelas, los libros de caligrafía se
han convertido en meras
curiosidades. El 8 de diciembre de 2014
el periódico El País, daba cuenta de una más de las
muchas batallas perdidas por la letra
manuscrita, Finlandia anunciaba
que a partir del 2016 dejaría de
enseñar caligrafía en sus escuelas.
Por fortuna no todo se
encuentra perdido, recientemente hay
voces que están redescubriendo las ventajas de escribir con letra cursiva. Una investigación
denominada Handwriting development,
competency, and intervention llevada
a cabo por Katya Feder y Annette
Majnemer determinaron en su estudio que
escribir a mano proporciona la siguientes ventajas:
- Ayuda a tener un mejor aprovechamiento
académico, habilidad que
permanece a lo largo de la vida.
- Lo escrito de esta manera se
guarda mejor en la memoria, al presentar
una acción motora continua.
- Es eficaz a la hora de reducir los efectos de la
dislexia
- Desarrolla la coordinación.
- Quienes la utilizan tienden a escribir con mayor fluidez
y sin interrupción de sus pensamientos.
- Disminuye los problemas perceptivos espaciales.
- Es una manera de promover la creatividad.
Otra aportación que
no se puede dejar de mencionar es que
nos conecta con el pasado, el escribir y
leer en manuscrita nos da la
oportunidad de leer documentos importantes, y en especial los testimonios de
nuestros antepasados. Personalmente
siempre agradeceré la enseñanza de la letra manuscrita, en especial como historiador
puedo afirmar que no existe mejor iniciación a la paleografía que
haber crecido escribiendo y leyendo en letra cursiva.
Todas estas
aportaciones dan esperanza de que la escritura
manuscrita regrese a las aulas para quedarse, en algunas escuelas de EEUU
cada 23 de enero se celebra “El día nacional de la escritura manuscrita".
Bibliografía.
-
Castro, Miguel Ángel. Curiel, Guadalupe. Publicaciones periódicas mexicanas del siglo XIX, 1856-1876,
México, Unam, 2003
-
Feder, Katia C.
Annete., Handwriting
development, competency, and intervention,
Developmental Medicine & Child Neurology vol 49
pp.312-317 2007
[1] Actualmente calle de República de Brasil.
[2] Calle de Motolinía.
[3] J. M.
Aguilar Ortiz era el editor de La Abeja.
Revista bisemanal de conocimientos útiles dedicada a la clase obrera
industrial, y Luis Arteaga del El Rasca Tripas, semanario musical y literario.
Publicado en Diacronías Palabra de Clío.
Marco Fabrizio Ramírez Padilla.