sábado, 12 de septiembre de 2015

El Corno Emplumado. Los sesentas hechos poesía.



La celebración de  los  ochenta  años de vida del poeta  Sergio  Mondragón  ha generado  una serie de    artículos  en  los medios  culturales  nacionales,   todos  y  cada  uno de ellos  mencionan como una de   sus  aportaciones  de  mayor  trascendencia  la  creación  junto  con  Margaret  Randall  de la  revista El  Corno  Emplumado,  y no es de extrañar  ya  que  la  publicación logró  todo lo  que  una  revista de poesía  soñaría  conseguir. El  poemario nació  en la  ciudad de  México  a partir del  encuentro  entre  jóvenes  poetas  mexicanos  y estadounidenses,   quienes al  darse   cuenta   que  a pesar  de ignorar completamente   su trabajo y  en  contra de lo  que  pudiera  suponerse,  en uno y  otro lado  de  la  frontera tenían  muchos intereses en  común, sus  anhelos e  inquietudes   eran compartidos.


Para  dar  un  nombre a la  revista se  pensó en  unir  dos  símbolos culturales  que   fueran  representativos de México y  Estados  Unidos,  consideraron  que  nada  lo podía representar  mejor que  el Jazz  y  Quetzalcóatl,  al  fusionarlos   nace  el  Corno  emplumado.  Con  la  finalidad de  difundir  los  trabajos a un  público  más  amplio,  la  revista  incluía    la  traducción de cada  uno de  los  poemas.

El  financiamiento para  llevar  a cabo  el proyecto se logró por  varios  medios, las donaciones de  particulares, el  dinero obtenido por los  editores  trabajando en  traducir  los  diálogos  de las   historietas    de  moda  estadounidenses (cómics),   para su  publicación  en México,  y posteriormente  se pudo  financiar mediante  la   venta de  espacios  publicitarios.
 La  estrategia de  distribución  se realizó gracias a la buena disposición de Arnaldo   Orfila  al  proporcionarles toda  la  información y  los  contactos internacionales  del  FCE,  con  esos  datos  pudieron  enviar a  consignación   ejemplares  llegando a  tener  con  el  tiempo presencia   en  casi  toda  Iberoamérica,  Estados  Unidos,  algunos  países  de  Europa e incluso hubo representante en Australia. La  expansión  geográfica de la  revista se  reflejó  también en la   diversidad del  contenido, era  posible encontrar en  sus  páginas  la creación de poetas  hispanoamericanos,  estadounidenses,  europeos,  asiáticos  y africanos.
El   Corno Emplumado se  elaboró con   materiales de   primera  calidad,  los  artistas   plásticos aportaban  parte  de  su  trabajo  para   ilustrarlo  y   también en  algunos   casos dinero. Gracias a  ese  apoyo se explica  el inusual  tiraje  de  3000 ejemplares,  cantidad nada  frecuente  para  una  revista de  poesía. Entre  los muchos detalles  que  distinguen a la revista  debemos  destacar que  no siempre utilizaba  letras  mayúsculas   y al  final de  cada  número  se  incluía  además del  tiraje,  el  tipo de  letra  y de papel, los  nombres  del  linotipista, cajista,  formador y los  prensistas.

Otra  característica   muy  curiosa, fue  la  manera en  que se  determinó  el precio, la  fórmula era la  siguiente:  se le     preguntaba   al  corresponsal de  cada uno de los  países en  los  que se distribuía    ¿cuál  era la  cantidad  que  podía  pagar    un  poeta  pobre por la publicación?,  y según  la  respuesta  se  fijaba  el monto, de  tal manera    no es de  extrañar  que  en  la  lista  de precios  no exista  una  relación consistente entre la  costo  en  los  diferentes naciones  y el  equivalente  real  entre las distintas   monedas,

El  éxito del  Corno  Emplumado se  convirtió   en  motivación  para que jóvenes  poetas  se  dieran a la  tarea de   crear   revistas  propias  en  sus  respectivos  países. Siendo la  publicación el  medio idóneo  para dar   a  conocerlas.




La simpatía  que  despertó  entre los  lectores, también  se  contagió a  los poetas,  al  parecer  todo  mundo estaba  dispuesto a  colaborar   con la  revista. En  el número  18 dedicado a  la  poesía mexicana es  posible leer    creaciones de  Octavio Paz, Juan Martínez, Octavio  Cortés, Juan Bañuelos, Jaime  Sabines, José  Carlos Becerra, Sánchez Macgregor, Isabel  Fraire, Homero Aridjis, Gabriel  Zaid, Manuel  Calvillo,   Emilio Pacheco, Rosario  Castellanos, Bonifaz Nuño, Jaime  Labastida, Óscar  Oliva, Jaime Augusto Shelley, Thelma  Nava, Efraín Huerta,,  Leopoldo Anaya, Marco Antonio Montes de Oca. Se ve  muy  complicado encontrar  una  publicación  que en un mismo espacio  contenga  una muestra    tan  completa  de poetas  contemporáneos.














En  un principio la revista tuvo   la  intención de ser  una  publicación  estrictamente   de poesía y  para  ello  debía  de  mantenerse  alejada  de las  opiniones   políticas,  sin  embargo  los  acontecimientos  que   transformaron al   mundo  en  la década  de los  sesentas  hicieron  imposible  que  los  poetas no  se  involucraran en  todo  lo que estaba  sucediendo, las  portadas   hacían alusión a  la primavera  de Praga,  la  guerra  en  Vietnam  e  incluso se  solidarizaron  con  el  boicot de  César Chávez  líder UFW  en contra de los  productores de  uva de  California.


La  revista  llegó a  su  final  a partir de los acontecimientos de  1968, los  editores  denunciaron  valientemente  las  atrocidades cometidas  el   dos de  octubre,  a  partir  de ese  momento  fueron  amenazados,   les  fue  retirada   todo  la  publicidad  gubernamental y  finalmente  tuvieron  que  salir  del  país. Con  el  número  31 después de ocho  años   concluyó la  aventura  de  conectar  por  medio  de una  revista a  una    generación  de poetas alrededor  del mundo.







2 comentarios:

Galderich dijo...

Cada día estoy más fascinado por las revistas y sus contenidos. Son el motor de lo que sucede y su reflejo.


Y ya se sabe lo que decían los antiguos griegos: "no hay estètica sin ètica" y una de las funciones de la poesia és poner el dedo en la llaga en lo que acontece.

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Así es, los anuncios que aparecen en el Corno son una muy buena herramienta para localizar revistas de esa época que pese a su importancia no dejaron huellas muy profundas.
Un abrazo amigo.

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