viernes, 30 de mayo de 2008

Un grabado Inglés en impresos novohispanos del s.XVI




Reproduzco en este espacio una curiosa nota que diera a conocer Don Joaquín García Icazbalceta en su magnifica obra Bibliografía Mexicana del Siglo XVI.

La DIALECTICA/ resolutio cum texto / ARISTOTELIS EDITA PER / REVERENDUM PATREM / ALPHONSUM A VERA CRVCE / Augustinianum Artium atque sacrae theo / logicae magistrum in achademia Me / xicana in nova hispania cathedrae pri / mae in theo / logiae 7 moderatorem / MEXICI / Excudebat / Ioannes paulus Brisesensia / Anno 1554.

Fue impresa en folio , letra romana a dos columnas con apostillas en letra gótica. Es un libro excepcional, antes que nada por pertenecer a los llamados incunables mexicanos, además de que fue de los primeros libros de filosofía impresos en el hemisferio occidental, situación que le otorga un lugar especial dentro de la historia del libro. Independientemente de estas importantes características existen algunos hechos curiosos relacionados con el grabado de madera que se utilizó en la carátula para enmarcar el titulo, Don Joaquín lo refiere así:
El título de la Dialéctica está comprendido en un grabado de madera idéntico al que usó el impresor inglés Edmund Whitchurch para su edición del primer libro de rezo ( prayer book) de Eduardo VI el año de 1549 , y parece que fue después exportado para México. Tomó esta noticia del Times de Londres publicado el 10 de junio de 1881 y se encuentra en un articulo en que se da cuenta de las nuevas adquisiciones de libros hechas por el museo Británico.
El grabado tiene las iniciales de Whitchurch E.W. pero el emblema del corazón traspasado sucedió al de las armas de la Reina Catalina Parr.
El mismo marco de madera , sirvió para la impresión del Diálogo de Doctrina Christiana en lengua de Michoacan de Maturino Gilberti 1559 donde el corazón traspasado (propio de los Agustinos), está sustituído por las llagas de San Francisco, de lo cual resulta que el grabado original tenía allí, un hueco y se le acomodaba otra pieza análoga al asunto ú objeto del libro.

Ante tal noticia, no podemos dejar de preguntarnos en que misteriosas artes llegó ese grabado procedente de Inglaterra a la Nueva España en un lapso no mayor a cinco años.


La ciudad de México, paraiso para los buscadores de libros

Comúnmente se considera que para hacerse de buenos ejemplares es necesario gastar una gran cantidad de recursos, sin duda hay personas que tienen la posibilidad de hacerlo y en la muy noble y muy leal ciudad de México Tenochtitlan existen lugares especiales para ellos, como anticuarios o la conocida casa de subastas de L.Morton que en algunas ocasiones llega a ofrecer ejemplares de gran interés, pero a precios inalcanzables.
Otra opción son las conocidas librerías de viejo de la colonia Roma, así como las de la calle de Donceles en el centro histórico o bien el mercado dominical de la Lagunilla. En estos sitios, como es común lo que esta a la vista del público es solo oropel. Después de algunas visitas, se puede solicitar al encargado ingresar a las bodegas donde se encuentran los libros de mayor valía. los precio son relativamente accesibles. se puede apartar ejemplares con un 10 % y se le da al cliente un 10% adicional de descuento al precio marcado si su pago es en efectivo. La mayoría de estas librerías son propiedad de los miembros de una misma familia, en la que caben desde verdaderos amantes de los libros, hasta terribles mercenarios del papel ( alguno de ellos me ofreció los despojos de un libro de oraciones después de haber destruido la encuadernación original del siglo XVIII y separado las diferentes oraciones que lo componían para venderlas de manera individual, de igual manera desbarató un ejemplar que poseía grabados de Posadas). Es tal la cantidad de libros que ofrecen en sus librerías, que si se tiene el tiempo y el conocimiento suficiente es posible adquirir verdaderas joyas por unos cuantos pesos.
El legendario mercado de la Lagullina, hace muchos años dejó de ser el paraíso para los buscadores de libros, lo que se vende actualmente ahí, ya esta muy seleccionado y el precio es siempre excesivo. Ahora para realizar verdaderos hallazgos, hay que buscar en los numerosos tianguis (mercados) de la periferia como el de la colonia San Felipe de Jesús, el del Bordo de Xochiaca, Alta Villa, el de "Las vías" cerca del monumento a la Raza, el que se pone a unas calles de la estación del metro Canal del Norte, así como en los alrededores de la estación del metro Escuela Normal, donde es posible localizar impresos del siglo XVIII, XIX y XX, primeras ediciones mexicanas, europeas y estadounidenses a precios increíbles. Otro sitio digno de mención es la feria de libro antiguo que se instala, en la misma temporada que la de Minería en el Museo Nacional de Arte, un verdadero regocijo tanto por la calidad y variedad de los libros, como por los precios ofrecidos a los escazos compradores que acuden a visitarla. Vale la pena mencionar el mercado de libro que se instala en el camellón de la calle de Durango entre Salamanca y Sonora durante la época navideña y el callejón de la condesa a un costado del palacio de minería, así como las pequeñas librerías de viejo diseminadas por la ciudad, como Abraxas alla por el rumbo de la Villa de Guadalupe que tienen siempre algo atractivo que ofrecer. Uno de los grandes placeres que disfruta el amante de los libros, es el propio recorrido que nos permite encontrarnos con cada nuevo ejemplar. Para compensar la falta de dinero, nada mejor que un poco de conocimiento y mucha paciencia.

miércoles, 21 de mayo de 2008

La escasez de papel en la Nueva España.

Entre las circunstancias que intervinieron en la destrucción de los antiguos impresos novohispanos, una de las más importantes fue la terrible escasez que se sufrió continuamente de papel, razón que motivó la publicación del siguiente decreto el día 18 de diciembre de 1799 en la Gazeta de México.

"Siendo repetidos los casos en que algunos individuos han extraído papeles y documentos de los archivos y oficinas donde debían de existir, llevada a lafacilidad con los que los venden por la actual carestía de papel a bizcocheros, coheteros, boticarios, tenderos y otros para el fin de consumirlos en los usos de sus oficios, sin advertir los perjuicios que le ocasionan al publico; he mandado por decreto del 4 del corriente, que para cortar del modo posible pernicioso desorden se zele con la mayor vigilancia por los señores alcaldes de la corte, jueces ordinarios y alcaldes de barrios , que ninguno compre escritos en papel sellado, legajos de escrituras ni libros de caxa quedando únicamente al arbitrio del contador hacerlo libremente de bulas de bulas de los gremios pasados, planas de muchachos de escuela, sobreescritos y otros impresos y papeles que de ningún modo puedan contener asunto de interés y de cuya venta pueda seguirse perjuicio... Y por que puede suceder lo mismo con libros extraídos en bibliotecas publicas ó privadas por los criados u otras personas . No deberán hacer uso de ellas sin asegurarse de la legitimidad de la persona del vendedor."

Ante tal noticia duele la cabeza solamente de imaginar, la gran cantidad de preciosos manuscritos e impresos que acabaron convirtiendose en envolturas de alimentos o consumidos en exhibiciones pirotécnicas.

martes, 20 de mayo de 2008

El precio de los libros en Nueva España a mediados del siglo XVIII

Don Juan José Eguiara y Eguren, en sus Prólogos a la Biblioteca Mexicana, nos da una idea muy precisa del elevado costo que tenían los libros en la Nueva España, pues se queja amargamente de que " a los novohispanos los libros les cuestan el triple, el cuádruple y a veces más, que a los europeos, además de que éstos tienen la posibilidad de agenciarse de esplendidas librerías (bibliotecas), por cantidades que para nosotros seria imposible imaginar" . Agrega Eguiara que " sin embargo a fuerza de dinero conseguimos no obstante cuantos libros habemos menester, pues movidos los libreros y comerciantes europeos por el incentivo de lucro, traen a estas tierras numerosas cajas de selectos volúmenes que nos permiten recibir cada día los insignes y riquísimos tesoros de la sabiduría europea y poseer ejemplares muy poco corrientes".
Otro autor contemporáneo y amigo de Don José, el padre Vicente López, escribió con respecto al alto costo de los libros en su obra Diálogos de Abril que " Los mexicanos los compraban con cualquier oro".
Esta situación se debió principalmente al alto costo que suponía el tortuoso viaje a través del Atlántico. En 1796 se ofrecieron en la Gazeta de México, Las obras de Santo Tomas 28 tomos en 4o al precio de $80 pesos. Una verdadera fortuna si consideramos que en esos tiempos una casa con todo lo indispensable, se vendia en $600.00 pesos.
A pesar de este sobreprecio el comercio librero se mantuvo muy activo durante los trescientos años que duro el virreinato novohispano, dejando al finalizar el siglo XVIII las bibliotecas con los fondos más ricos y abundantes de todo el hemisferio occidental.
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