Don Juan José Eguiara y Eguren, en sus Prólogos a la Biblioteca Mexicana, nos da una idea muy precisa del elevado costo que tenían los libros en la Nueva España, pues se queja amargamente de que " a los novohispanos los libros les cuestan el triple, el cuádruple y a veces más, que a los europeos, además de que éstos tienen la posibilidad de agenciarse de esplendidas librerías (bibliotecas), por cantidades que para nosotros seria imposible imaginar" . Agrega Eguiara que " sin embargo a fuerza de dinero conseguimos no obstante cuantos libros habemos menester, pues movidos los libreros y comerciantes europeos por el incentivo de lucro, traen a estas tierras numerosas cajas de selectos volúmenes que nos permiten recibir cada día los insignes y riquísimos tesoros de la sabiduría europea y poseer ejemplares muy poco corrientes".
Otro autor contemporáneo y amigo de Don José, el padre Vicente López, escribió con respecto al alto costo de los libros en su obra Diálogos de Abril que " Los mexicanos los compraban con cualquier oro".
Esta situación se debió principalmente al alto costo que suponía el tortuoso viaje a través del Atlántico. En 1796 se ofrecieron en la Gazeta de México, Las obras de Santo Tomas 28 tomos en 4o al precio de $80 pesos. Una verdadera fortuna si consideramos que en esos tiempos una casa con todo lo indispensable, se vendia en $600.00 pesos.
A pesar de este sobreprecio el comercio librero se mantuvo muy activo durante los trescientos años que duro el virreinato novohispano, dejando al finalizar el siglo XVIII las bibliotecas con los fondos más ricos y abundantes de todo el hemisferio occidental.
Otro autor contemporáneo y amigo de Don José, el padre Vicente López, escribió con respecto al alto costo de los libros en su obra Diálogos de Abril que " Los mexicanos los compraban con cualquier oro".
Esta situación se debió principalmente al alto costo que suponía el tortuoso viaje a través del Atlántico. En 1796 se ofrecieron en la Gazeta de México, Las obras de Santo Tomas 28 tomos en 4o al precio de $80 pesos. Una verdadera fortuna si consideramos que en esos tiempos una casa con todo lo indispensable, se vendia en $600.00 pesos.
A pesar de este sobreprecio el comercio librero se mantuvo muy activo durante los trescientos años que duro el virreinato novohispano, dejando al finalizar el siglo XVIII las bibliotecas con los fondos más ricos y abundantes de todo el hemisferio occidental.
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