jueves, 14 de enero de 2010

Francisco Hernández, De Antiquitatibus Novæ Hispaniæ


Deseamos utilizar como pretexto la presentación de la primera edición de las Antigüedades de la Nueva España para dar algunas noticias del autor y del atribulado destino de su extensa obra.

A finales de la segunda década del siglo XVI nació en La Puebla de Montalbán Toledo, Francisco Hernández. Estudió teología y medicina en la recién fundada Universidad de Alcalá de Henares, al finalizar sus estudios sirvió en el Hospital y Monasterio de Guadalupe Extremadura y en el Hospital Mendoza de Toledo, a partir de 1567 fue médico de cámara de Felipe II. En 1570 recibió el encargo real de hacer la historia de las cosas naturales de las Indias, es nombrado protomédico general en todas las Indias, Islas y Tierra firme de la Mar Océano. Con el fin de cumplir con la tarea arribó al puerto de Veracruz en 1571. Su misión en estas tierras se prolongó hasta 1577. Durante su estancia recorrió la Nueva España acompañado de "tlacuilos" y médicos indígenas de los cuales se asesoraba constantemente, tal practica originó que le apodaran el "preguntador".

En 1576 desde la ciudad de México mandó a Felipe II dieciséis cuerpos de libros, conteniendo lo concerniente a plantas, a su regreso a España en 1577 llevó consigo otros veinte libros, entre los cuales se encontraban borradores de los enviados el año pasado.

Privilegio de grandes hombres ha sido atraer hacia sí la envidia y la detracción Francisco Hernández, que lo fue, no pudo eludir ley tan difundida. Entre sus enemigos más notables se contaba el cosmógrafo italiano Juan Bautista de Gesio, quien llegó a enviar un escrito al rey en el que pedía no se imprimieran las obras del médico, hasta que las examinara persona "muy inteligente" negandole a don Francisco la satisfacción de ver editada su magna obra.
Fue hasta 1580 que Felipe II encargó el trabajo a Nardo Antonio Recchi, médico de cámara del rey. El desconocimiento absoluto de la realidad americana, pudo ser la causa que el precioso caudal de noticias recopilado por Hernández fuera brutalmente mutilado, dejando sólo lo que el editor consideró relativo a la medicina
El "resumen" que Recci preparó no llegó a las prensas, sus herederos trasladaron el manuscrito a Italia , donde se imprimió una parte en 1628 denominada Animalia Mexicana descrfiptionibus scholijsq. exposita, thesauri rerum medicanorum Novæ Hispaniæ, seu plantarum, animalium, mineralium, Mexicanorum historiae Francisci Hernandi et Nardo Antonii Recchi primus tomus,dedicado al Cardenal Barberini.
De este primer tomo se imprimieron 2000 ejemplares, de los cuales 1000 que estaban destinadas para España se perdieron. Sus herederos con el apoyo de la Academia de los Línceos completaron el trabajo en 1648 publicando Rerum Medicanorum Novae Hispaniae Thesaurus seus Plantarum Animalium mexicanorum... Roma: Jacobus Mascardus, 1648 conocido como edición romana

Una copia del manuscrito, que había dejado para la imprenta Nardo Ricci , regrsesó a México y sirvió de fuente a Fray Francisco Ximénes quien lo utilizó para escribir Los Quatro libros de la Naturaleza de las Plantas y uso médico de los animales de la Nueva España... impresa en México por Diego López Dávalos en 1615.
El resto de los manuscritos de Hernández pasaron a la Biblioteca del Colegio Imperial de los Jesuitas en Madrid donde fueron utilizados por Juan Eusebi Nieremberg para preparar Historia Naturae Maxime peregrine, Amberes 1633 en la que se incluyeron los dibujos originales de Hernández.

En cuanto a los 16 libros enviados originalmente a Felipe II en 1576 perecieron en la no suficientemente lamentada tragedia del Escorial en 1671. Beristaín de Souza recoge la noticia de la descripción del manuscrito que hiciera el Lic. Porreño en su obra Los dichos y hechos del Rei Felipe II :

"Quince libros grandes de folio, que yo he visto en El Escorial, con sus mismos nativos colores de sus plantas y animales, poniendo el mismo color que tiene el árbol y la yerba en raiz, tronco, ramas, hojas, flores frutos, el que tiene el caimán , la araña , la culebra, la serpiente, el conejo, el perro, y el pez en sus escamas: las hermosísimas plumas de tantas diferencias de aves, los pies y el pico , con los mismos talles, colores y vestidos de los hombres...
Están encuadernados hermosamente cubiertos y labrados de oro sobre cuero azul , manezuelas, cantoneras y bullones de plata muy gruesos y de excelente labor y artificio
Constaba de 2 partes una con estampas 10 tomos y la otra de texto descriptivo y explicativo la 5 tomos. Las estampas estaban dibujadas en papel de marca mayor, con figuras muy al natural representan todas las partes y medidas con mayor y mas nueva curiosidad que hasta el tiempo se han hecho."


La obra hernandina siguió durmiendo hasta que con la expulsión de los jesuítas, al quedar las bibliotecas en manos del estado Juan Bautista Muñoz , cosmógrafo mayor de las Indias, localiza los manuscritos en 1775. En 1790 se publican Opera cum edita tum inedita ad autographi fidem et integritatem expressa Madrid Typographia Ibarrae Heredum 1790. Lamentablemente se editaron sin ilustraciones y solamente tres de los cinco volúmenes localizados .

Fue hasta 1942 que el Instituto de Biología de la UNAM publicó en gran tiraje algunos trabajos. Para 1954 la Universidad Nacional se propuso recopilar todos los vestigios de la obra hernandina dandole fin a Las Obras Completas en 1984.






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Sobre el manuscrito de las Antigüedades y y el opúsculo de la conquista, no se supo nada hasta que en 1830 el toledano Blas Hernández, inspector de la Milicia Nacional, lo regaló a las Cortes. Se conserva actualmente en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid.

La descripción del manuscrito la tomamos nuevamente de la obra de Beristáin :

"MS. en un volumen gran folio, de 169 y 64 fojas, papel marquilla, encuadernación antigua en pasta verde-obscuro sobre tabla, lujosamente dorado en los cortes y pasta, y en ella estampado en ambas faces el escudo real de España. La escritura es muy clara pero el calígrafo no muy entendido del latín, abundando por consiguiente las erratas. Todas enmedadas de otra mano, que se dice ser del mismo Hernández." (3)

Casi cuatro siglos tuvieron que transcurrir para que finalmente llegara a las prensas. La edición se hizo por iniciativa de Francisco del Paso y Troncoso a expensas del gobierno mexicano fue facsimilar, se realizó utilizando la tecnología de punta en los inicios del siglo XX, es decir consistió en la reproducción fotográfica del manuscrito original. No deja de sorprender que la primera fotografía corresponda a la tapa posterior (1) y no a la anterior como era de esperar.
A pesar de la loable labor del editor, el carecer de una traducción al español, lo mantuvo al margen incluso de los especialistas. La mayoría de los ejemplares se hicieron viejos en las bodegas. En 1945 Joaquín García Pimentel lo tradujo y publicó, a partir de ahí se han realizado otras dos ediciones.

A Felipe II Óptimo Máximo Rey de las Españas y de las Indias.
Aun cuando me hayas comisionado, tan sólo para la historia natural de las cosas de este orbe, Sacratísimo Rey, y aunque el cargo de escribir sobre antigüedades, pueda considerarse como que no me pertenece , sin embargo, juzgo que no distan tanto de ella las costumbres y ritos de las gentes Entretanto recibe Sacratísimo Felipe esta semilla de historia, cualquiera que sea transmitida , si no con la facundia que conviniera al menos con la que fue dada por mi fe y afecto no común hacia su Majestad. (2)


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La obra se compone de tres libros y un opúsculo.

Libro primero de las Antigüedades. Incluye la descripción geográfica de las Indias, la estructura de la sociedad, instituciones , legislación y las costumbres antes de la conquista,
Libro segundo. Conocimientos astronómicos, presagios, la corte de Moctezuma templo y sacerdotes, Texcoco, genealogía de la realeza, escritura mexicana, numeración y calendarios.
Libro tercero, Teogonía, el panteón mexicano y la vida religiosa.

El opúsculo De expurgatione Novae Hispaniae, narra la conquista de Tenochtitlán.

La obra de Francisco Hernández es de gran trascendencia por la aportación de datos originales, pero sobre todo por que es de los autores que ofrece una de las visiones más renacentistas para la comprensión de la complejidad que representó el Nuevo Mundo.


Un pequeño detalle que nos habla mucho de la personalidad de Francisco Hernández. En su testamento incluyó un apartado en el cual estipulaba se le entregara una parte de su herencia a los indios pintores "tlacuilos" y médicos que lo asistieron durante su estadía en la Nueva España.

De Antiquitatibus Novae Hispaniae Authore Francisco Hernando Médico et Historico Philippi II et Indiarium Omnium Médico primario. Códice de la Real Academia de la Historia en Madrid. México, Talleres Gráficos del Museo Nacional de Arqueología Historia y Etnografía. 1926. 169 f. 27 x 40 cm.

-Beristain de Souza, José. Biblioteca Hispanoamericana Septentrional . México, Ediciones Fuente Cultural, 1947, Tomo III (p.21- 27)
-Somolinos Dardois, Germán. Vida y obra de Francisco Hernández en Francisco Hernández, Obras Completas, México, UNAM, 1960, v. I


4 comentarios:

Galderich dijo...

¡Increible historia pero más normal de lo que parece!
Las peripecias que ha de superar el manuscrito para llegar a la prensa son dignas de una película. Su contenido debe ser importantísimo por muchas razones pero un herbolario realizado con médicos locales de México... uf!

Por cierto, en la portada escriben su nombre como Hernando... supongo que debe ser la traducción latina de Hernández.

Un abrazo

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Galderich.

Cientos de trabajos manuscritos relativos a América se imprimieron hace muy poco, y muchos más están esperando finalmente ser recuperados.

Efectivamente Hernando es la traducción latina, situación que provoca en ocasiones alguna confusión.

Saludos.

Diego Mallén dijo...

¡Calvario tan común a tantos y tantos manuscritos e incluso libros ya impresos cuya tirada entera tragó el mar (por ejemplo, la primera edición de El Caballero Determinado, o consumió el fuego, por ejemplo la edición española del Atlas Major de Blaeu!).

En el caso de Hernando también juega un cierto grado de desidia y olvido. ¡Menos mal que en México a comienzos del siglo veinte se recupera su obra y su figura!

Interesantísima entrada muy ilustradora.

Saludos bibliófilos.

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Estimado Diego.

Muchas gracias por tus comentarios. Afortunadamente se presentaron las condiciones para que fuera posible recuperar parte del legado.

Desconocía la historia de la primera edición del Caballero Determinado.

Saludos bibliófilos.

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