jueves, 21 de octubre de 2010

Vida y viajes de Cristóbal Colón. Washington Irving. México 1853.



 En 1828  la Vida  y viajes de Cristóbal Colón  de Washington Irving llegó a los  estantes  de  las librerías, de  París,  Haarlem, New York  y  Londres  los cuatro  volúmenes de inmediato  se convirtieron en un éxito editorial  a  tal grado  que  tan sólo en   Francia se   contaron  catorce ediciones. La obra desencadenó  gran fascinación por la  figura del navegante    la  temática colombina apareció repentinamente  en novelas, cuentos  y carteleras teatrales, se inauguró la  interminable  búsqueda  de la patria  de Colón cuando  un   grupo de nacionalistas corsos decidió que  había  nacido en Calvi, incluso el Papa Pio IX   inicio gestiones para  elevarlo  a los  altares. 
  
 La polémica es compañera  frecuente de  las  obras que alcanzan el favor del gran público y la de Irving   no  fue la  excepción. El principal  reclamo de la comunidad  científica fue el no haber incluido el aparato crítico, así como  la  falta de notas  eruditas, tan comunes y gustadas en ese tipo de  trabajos. A tal  grado llegó el asunto  que muchas de las   transcripciones de las  cartas del almirante, hasta entonces desconocidas, se  tomaron  como  invenciones del autor al omitir su procedencia. 
Otro  punto  que se le  cuestionó fue  haber utilizado como principal   fuente documental   el trabajo  realizado por don Martín Fernández de Navarrete  marino, destacado  historiador y director de la Real Academia  de Historia quien dedicó gran parte de su vida a la recopilación de  documentos Colombinos.

Pese a todo ello, el libro de  Washington Irving fue adoptado por los lectores como la versión más gustada, el tiempo no  ha  hecho mella en su  popularidad, ya  que hasta  la fecha  continua  editándose.


Firma de Cristóbal Colón.

La versión original contenía además de la vida  de Cristóbal Colón algunos capítulos dedicados a  los viajes y descubrimientos de sus compañeros, los cuales  no  resultaron  ser los de mayor interés. En las   ediciones posteriores comenzaron a   imprimirse separadamente hasta  que al fin  terminaron por  desaparecer.

La  primera edición mexicana fue muy  tardía, 25 años después de la  príncipe y 20 de la  primera en español, (Madrid, 1833) por eso contiene   exclusivamente  la  biografía  de Colón. Fue  editada  en  dos  volúmenes  y  carece de  las  ilustraciones  con  las  que  contaba  la   versión española  contemporánea de Gaspar y Roig,   Sin embargo en una suerte de compensación  localizamos encuadernado al final del segundo tomo un impreso  con  la  composición  Elogio de Cristóbal Colón.   Por medio de  la portada sabemos  que  la pieza   resultó  ganadora  en el concurso al que convocó El  Ateneo Mexicano en honor al almirante  en  1845.   Es  una composición  muy representativa de  su tiempo, el autor aprovecha  para  unirse  a  las peticiones  encaminadas a que el  continente abandonara  el  nombre de América y adoptara el de Colombia, y  pide la  construcción de un monumento en honor  al navegante. El continente  no fue rebautizado, pero en 1877 ya contaba  la  capital mexicana con un monumento en su memoria. 



Ortega, Eulalio  María. Elogio a Cristóbal Colón, México, Imprenta de Andrés  Boix a cargo de Manuel G, Ituarte, 1853.  32 pp.
Irvin, Washington. Vida y  Viajes de Cristóbal Colón, México, Boix Besserer, 1853,  2 volúmenes 379 y 375 pp.

8 comentarios:

Galderich dijo...

Esta afición a Colón aún continua y no lleva viso de agotarse. Las aventuras siempre han sido del gusto del público lector y si la pluma es de Irving, mejor que mejor!

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Así es mi estimado Galderich, Colón sigue siendo el mejor ejemplo del espíritu de aventura.
Saludos

Rui Martins dijo...

Estimado Marco

Como dice Galderich la afición no se agota, mismo en nuestros días se puede leer libros sobre Colón, más o menos “históricos”.

Me recuerdo haber leído recientemente dos libros: José Rodrigues dos Santos – O Codex 632. (2005), que intenta demostrar que Colón era portugués, e esa lectura muy curiosa e jocosa, adonde Jorge Amado, en un texto que escribió por pedido de la Comisión para el Quinto Centenario, A Descoberta da América pelos Turcos (1992).

Carlos Fuentes hay sido también invitado pero desconozco su texto.

Un abrazo

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Rui.

Tienes mucha razón, a veces parecen broma los intentos de adjudicarse a Colón como compatriota. Aunque esos intentos nos hablan del reconocimiento universal que goza.

Espero que Carlos Fuentes no propusiera, que en realidad el almirante fue mexicano... ( Es broma)

Te mando un fuerte abrazo.

Diego Mallén dijo...

Tiene una presentación estupenda la edición de México y encontrar ejemplar facticio con otra obra interesante y rara es siempre una agradable sorpresa bibliófila.

La firma de Colón que reproduces creo es la misma que aparece en una pequeña obrita "Los restos de Colón" editada por la Academia de la Historia, Madrid, 1879 donde se dirime el lugar donde reposan los restos del Gran Marino y Descubridor.

Antes de verano tuvimos el honor de recibir en casa a su descendiente directo, D. Cristóbal Colón y Carvajal, duque de Veragua, persona cultísima y de trato cordialísimo. ¡No puede uno dejar de estremecerse al pensar que está conversando con quien lleva la misma sangre que el Descubridor de América!

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Diego.

Bien sabes que hay pocos placeres bibliófilos comparables a localizar un impreso en donde no lo esperamos.

Debió de haber sido una experiencia increíble compartir con tu invitado. ¡Qué maravilla!
Vas en camino de revivir la Academia Aldina en Valencia.

Te mando un fuerte abrazo.

Saludos bibliófilos.

Diego Mallén dijo...

Querido Marco Fabrizio: justo al lado de donde vivo existió a final del XVI una famosísima academia valenciana llamada la "Academia de los Nocturnos" (por la hora en que se reunían). La calle de Los Nocturnos sigue guardando memoria de la Academia (cuyas actas manuscritas eran la joya más preciada de la biblioteca de Salvá).

Bueno, pues como Valencia tiene presencia bibliófila propongo hacer un encuentro en Valencia que mezcle nocturnidad, con paella en la Albufera al estilo Menéndez Pelayo, visitas a bibliotecas y tertutlia bibliófila...

Un abrazo fuerte,

Diego.

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Querido Diego.

No estaría nada mal, suena formidable.

Un abrazo

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