jueves, 18 de junio de 2009

Jesús Díaz de León, Impresor, editor y escritor.




Jesús Díaz de León fue uno de esos asombrosos hombres del XIX que se empeñaron en conocer todo, y por poco lo consiguen. Sobre su vida y obra se han realizado una serie de estudios que nos permiten afirmar que fueron contadas las actividades intelectuales en la que no se inmiscuyó.
Tal cúmulo de conocimientos hicieron posible que saliera de su pluma uno de sus libros menos conocidos, pero uno de los que reflejan de manera más nítida su personalidad. Apuntes para una Tesis sobre la Inmortalidad del Alma, el cual es un intento en el que pretende sentar las bases para demostrar por medio de la ciencia, la existencia del alma. Es un ejercicio de síntesis entre la visión común de finales del XIX de una ciencia todo poderosa, y la arraigada y firme creencia religiosa.
El camino que el autor encuentra para darle buen fin a su escrito, es adaptar de manera previa algunas de las teorías con las que fundamenta su tesis, de tal manera, la evolución de Darwin se interpreta como el camino que finalmente lleva a una perfección moral, de esa misma manera se explican los postulados físicos, biológicos, sociales y los de la naciente teoría atómica.

Es una obra que permite entender el grado de difusión de las teorías que se encontraban en boga, la manera en que se reinterpretaron y adaptaron en los círculos académicos mexicanos, en particular en los de Aguascalientes, una obra que muestra la vasta cultura del autor y que por momentos nos contagia la enorme desesperación que provocaba la necesidad de lograr encontrar un punto que sirviera de puente entre las creencias y la ciencia, en ese sentido nos es posible reconocer preocupaciones idénticas que años más tarde plasmara Unamuno en Del Sentimiento Trágico de la vida.

Apuntes para una Tésis sobre la Inmortalidad del Alma se elaboró en el establecimiento tipográfico del autor, en la ciudad de Aguascalientes calle de Zavala letra C, a cargo de Ricardo Rodríguez Romo, en 1894, consta de 240 pp.

Entre los aficionados a los libros, Díaz de León ocupa un lugar muy especial, es el creador de uno de los más exquisitos impresos realizados en Aguascalientes durante el siglo XIX, un libro que debido a su corto tiraje, se creyó durante algún tiempo se trataba de uno de los muchos mitos bibliográficos que algunas personas son tan afectas a esparcir. El libro es la traducción directa del Cantar de los cantares en seis idiomas, en los que se incluyen caracteres hebreos, griegos, y diversas clases de tipos góticos, obra conocida comúnmente como la "heptalingue" o como dirían los puristas la "heptaglota" es sin lugar a dudas una de las más buscadas joyas de la bibliografía de Aguascalientes.


Bibliografía.
Antúnez, Francisco. Breve Historia de una vieja imprenta. Academia de Bellas Artes del Estado de México. 1950

5 comentarios:

Galderich dijo...

Sugerente título. Fue toda una obsesión en el siglo XIX compaginar Fe y Razón.

lamberto palmart dijo...

Siempre nos regalas alguna noticia o dato interesante de la cultura mexicana en tu blog, y en este caso me alegra haber conocido la existencia de Jesús Díaz de León. Ya que admiro especialmente a todas aquellas personas que durante su vida han tenido el afán de adquirir conocimientos multidisciplinares, e igualmente han tenido el mismo afán en difundirlos. Y Jesús Díaz es un ejemplo de ello.

En cuanto a la temática del libro, siempre he creido que mezclar ciencia y religión es, como decimos en España, “mezclar churras con merinas”, es como intentar aunar empirismo y racionalismo. Como bien dices, Unamuno reflejó preocupaciones similares años más tarde en su obra “Del sentimiento trágico de la vida”. Aunque en esta obra, Unamuno a su vez tomaba reflexiones del racionalista Spinoza.

En fin, este libro que nos presentas no deja de ser el reflejo de la preocupación de un hombre, sediento de conocimientos. Y bien vale un pequeño homenaje con su recuerdo.

Saludos bibliófilos

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Galderich.

Tienes toda la razón , un título así te deja dos claras opciones: te atrapa la curiosidad, o evitas siquiera abrir el libro.

Saludos bibliófilos.

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Lamberto.
En estos tiempos en que el conocimiento no es uno de los atributos más valorados por nuestra sociedad, vale la pena recuperar la memoria de muchos hombres, que creyeron firmemente que a través de él, existía la posibilidad de cambiar las cosas.
En cuanto a lo de mezclar ciencia y religión , coincido plenamente contigo.

Gracias por tus comentarios

Saludos bibliófilos

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Muchas gracias Javier por tus amables comentarios.
Saludos desde México.

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