martes, 8 de mayo de 2012

Contratiempos


En las  últimas semanas se ha  hecho imposible   contar con el  tiempo para darme el  gusto  de visitar  con la frecuencia  acostumbrada   las páginas electrónicas que acostumbro leer, mucho  menos he  tenido   la oportunidad de  actualizar debidamente el  blog. A   los mil y  un motivos que  normalmente me  obligan a posponer tan  gratas  actividades, se   añadió, uno  que  surge como  consecuencia  de   los  imponderables   de la  naturaleza. El  día  20 de marzo nos  sacudió un temblor,   aunque  los  movimientos telúricos  se presentan de manera frecuente en la ciudad, tenía   tiempo  que   no se  sentía uno  tan fuerte. El  Servicio Sismológico   Nacional   determinó  que se trató de uno de 7.4 grados  Richter .  Afortunadamente los  daños estuvieron muy  lejos de los provocados por el sismo del  85, aun  así,  en las  zonas tradicionalmente vulnerables no dejaron de  presentarse algunos  inconvenientes. 






   De las amenazas a las  que se encuentran   expuestas las bibliotecas,  las  inundaciones,  plagas, e  incendios han   sido tratadas  exhaustivamente. Es posible  enterarse sobre las medidas de prevención, igualmente   se encuentran disponibles los protocolos  que hay  que  seguir  para  minimizar  los   daños.  En el  caso de los  temblores se  tiene muy  poco, probablemente se deba a que por una parte  el  fenómeno se ciñe a regiones muy  especificas y  por otra,  normalmente no  hay  términos  medios,  o no causan ningún problema  o se presenta un verdadero desastre,  donde  no  queda  nada  por   hacer,
     Del  pasado evento se comparten algunas  experiencias, esperando   nunca les sea necesario aplicarlas.
La   principal medida  de prevención, es  evidente,  hay que fijar de manera  adecuada  los  libreros. El  anclaje  usado normalmente  había   soportado  los  temblores de  las  ultimas  décadas, es decir  no mayores a siete     grados,  pero no  resistió  uno de mayor  magnitud. Es peligroso   olvidar  -a mí me  pasó-   que  un librero de  2.20 x  .80  m.  puede pesar cuando   menos  media   tonelada,  peso  que  se ve incrementado una  vez  que comienza a moverse.
 Para aumentar  el anclaje se  colocó   una  barra de acero  a  lo  largo  de   la  pared  con el fin de  soportar  y  fijar todos  los libreros  de  una  zona  para  que  actúen como   un único  bloque  al momento del temblor, también  se  pusieron  esquineros  y ménsulas  de  acero con el  fin de evitar el balanceo de adelante  hacia atrás, tratando que permanezcan en todo momento  unidos a la  pared.     Para impedir cualquier desplazamiento  izquierda-derecha se fijaron rectángulos de madera   en cada  una  de las  esquinas  interiores. 

 Es muy  importante levantar  lo más pronto posible  los libros  para  evitar  mayores daños,  es muy  probable  que se  deformen   por  el peso  que  tienen  que  soportar, sobre todo  que muchos de  ellos cayeron de la peor  manera. Al  mismo  tiempo hay que aprovechar  para limpiar  cada  uno del   polvo  y  sobre  todo de los  vidrios o  algunos  otros  materiales.  El  daño  que  sufren  los   libros   va   en  proporción  directa  a  su peso,  mientras  mas  pesados  sean resultan más  afectados, lo  mismo  sucede  con  el  formato.   Se  notó también que  existe  relación  en  cuanto a la  encuadernación, los  libros con   encuadernación  rústica salen mejor librados

Aunque se  cuente  con un  registro de los libros, no siempre   se  actualiza  con la  frecuencia    deseable, por  eso será de  gran ayuda   contar  con  fotografías   recientes de la  biblioteca para  preservar la  disposición acostumbrada. Por alguna  inexplicable   razón  los libros  que  anteriormente  cabían  perfectamente en un librero  ahora  ya no lo  hacen.

Es crucial colocar a la mayor  brevedad  los  libreros en  su sitio original,  de  otra manera mientras  más nos  tardemos, mayor  será  el peligro.  Todo inicia  con  algunos   comentarios  aparentemente inocentes   como:  - Ya viste  que ahora entra  mucha luz-, - pero que  amplio se  ve, sin tanto libro-  y algunas otras frases similares que  asustan más que  cualquier  temblor.






Ya con la tranquilidad de ver reparados la  mayoría de los desperfectos, es posible  encontrar algún  lado positivo, como aprovechar la ocasión  para  hacer que las   necesarias depuraciones del  acervo  no resulten  tan dolorosas. También vale la pena mencionar la  aparición   de algunos libros,  que hacía  tiempo  se les había  perdido  toda   pista.  De  los  pendientes  que  quedan, por  fortuna   no  hay nada   que  no pueda  ser  resuelto  por  un  buen encuadernador.




15 comentarios:

Aprenent de bibliòfil dijo...

Uau! Espero que no tuvieras muchos desperfectos! Gran articulo porque la verdad es que nunca lo había pensado. Saludos!

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Aprenet de bibliófil.

Por suerte no sucedió nada que no tuviera remedio.
Gracias.

Saludos

Urzay dijo...

¡Vaya un estropicio! Te habrá llevado trabajo volver a poner en su sitio todos esos libros, pero al menos ha valido para que los que no vivimos en zona de terremotos aprendamos donde NO hay que ponerse en caso de temblor. Un abrazo, Marco, y me alegro de que al final no haya sido nada.

Rui Martins dijo...

Já estava preocupado com a tua “ausência”.
De facto, deve ser aterrador presenciar e viver essa situação. Felizmente que está tudo bem contigo.
Espero que depois de tanto trabalho não tenhas deparado com nenhum dano importante nalguma das tuas “preciodades”.
Um forte abraço

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Urzay.

Tienes mucha razón, ahora cada vez que se siente un temblor, por si las moscas, nos alejamos lo más posible de los libreros.

Un fuerte abrazo

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Caro Ruy.

Muchas gracias por tus buenos deseos.

Espero retomar el paso para actualizar el blog, lo bueno es que ahora ya hay más tiempo de disfrutar con la lectura de los blogs que escriben los amigos bibliófilos.

Un fuerte abrazo

bibliotranstornado dijo...

No esperaba ver esto, y cuando he empezado a leer estaba esperando que mostraras daños que se han producido en otros sitios, sin que te afectaran a tí.

Me alegro de que los problemas eran subsanables. Mi hermana (que vive en DF) me dijo que su casa se movió como un barco pero sin llegar a caerse nada.

Abrazoa

Bach dijo...

¡Que desastre! Menos mal que los daños no han sido grandes, pero los riesgos han sido de consideración (sobre todo ese de "que grande se ve ahora sin libros". Para que luego digan que la bibliofilia es una afición tranquila y sin riesgos.
Un fuerte abrazo.
Alfonso

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

B.T.

Gracias.

Es muy adecuada la comparación que hace con el movimiento de un barco. El día que vengas a visitarla no dejes de avisarme, para organizar un tour a las librerías de viejo.

Un abrazo.

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Alfonso.

Afortunadamente la libré en esta ocasión se seguirá viendo no tan amplio, pero con libros.

Debo agradecer la paciencia que me tuvieron en casa, de alguna manera nuestras parejas son "bibliófilas pasivas" sufren los inconvenientes de la afición a nuestra nicotina.

Te mando un abrazote

Biblioaprenent dijo...

Realmente ver los libros así es una gran pena, pero ya lo has arreglado, bien ¡.
Es un poco tarde y a lo mejor ya lo hacéis o hacen , pero de no ser así creo que una forma de evitar caídas ( de los libros) sería poner las estanterías inclinadas 1 ó 2 centímetros, nunca he visto ninguna de esa forma y no sé como quedaría, pero puede que vaya bien.

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Biblioaprenent.

Gracias por tu comentario.

He visto libreros completos a los que se les da cierta inclinación, pero no a las estanterías de la manera en que mencionas.
Creo que es una idea muy buena.

Saludos.

Galderich dijo...

¡Llevo un mes casi desaparecido con problemas en el blogroll que no me permite ver las actualizaciones de mis blogs preferidos y me encuentro con este desaguisado mayúsculo!

He quedado horrorizado por el espectáculo que la Naturaleza nos puede dar. Y sólo pensar en volver a ordenar toda la biblioteca me vuelvo loco. La familia ha de ser una auténtica mártir porque el proceso ha de ser aún peor que la recopilación minuciosa de la biblioteca.

En fin, lamento llegar tarde y sólo darte un fuerte abrazo no sólo por el terremoto sinó también por las causas que te han sacado del teclado del ordenador. Yo espero que a partir de este fin de semana (aunque lo tengo loco por temas familiares) volveré a ser persona una vez liquidada la acumulación de trabajo laboral.

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Estimado Galderich.

Sí, la verdad es que me tuvieron una paciencia enorme, sobre todo durante los primeros días en los que no sabía ni siquiera por donde comenzar.

Espero haber aprendido la lección

Un fuerte abrazo

bibliotranstornado dijo...

Espero que el temblor de esta semana, no te haya afectado. Saludos

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