La celebración de los ochenta años de vida del poeta Sergio Mondragón ha generado una serie de artículos en los medios culturales nacionales, todos y cada uno de ellos mencionan como una de sus aportaciones de mayor trascendencia la creación junto con Margaret Randall de la revista El Corno Emplumado, y no es de extrañar ya que la publicación logró todo lo que una revista de poesía soñaría conseguir. El poemario nació en la ciudad de México a partir del encuentro entre jóvenes poetas mexicanos y estadounidenses, quienes al darse cuenta que a pesar de ignorar completamente su trabajo y en contra de lo que pudiera suponerse, en uno y otro lado de la frontera tenían muchos intereses en común, sus anhelos e inquietudes eran compartidos.
Para dar un nombre a la revista se pensó en unir dos símbolos culturales que fueran representativos de México y Estados Unidos, consideraron que nada lo podía representar mejor que el Jazz y Quetzalcóatl, al fusionarlos nace el Corno emplumado. Con la finalidad de difundir los trabajos a un público más amplio, la revista incluía la traducción de cada uno de los poemas.
El financiamiento para llevar a cabo el proyecto se logró por varios medios, las donaciones de particulares, el dinero obtenido por los editores trabajando en traducir los diálogos de las historietas de moda estadounidenses (cómics), para su publicación en México, y posteriormente se pudo financiar mediante la venta de espacios publicitarios.
La estrategia de distribución se realizó gracias a la buena disposición de Arnaldo Orfila al proporcionarles toda la información y los contactos internacionales del FCE, con esos datos pudieron enviar a consignación ejemplares llegando a tener con el tiempo presencia en casi toda Iberoamérica, Estados Unidos, algunos países de Europa e incluso hubo representante en Australia. La expansión geográfica de la revista se reflejó también en la diversidad del contenido, era posible encontrar en sus páginas la creación de poetas hispanoamericanos, estadounidenses, europeos, asiáticos y africanos.
El Corno Emplumado se elaboró con materiales de primera calidad, los artistas plásticos aportaban parte de su trabajo para ilustrarlo y también en algunos casos dinero. Gracias a ese apoyo se explica el inusual tiraje de 3000 ejemplares, cantidad nada frecuente para una revista de poesía. Entre los muchos detalles que distinguen a la revista debemos destacar que no siempre utilizaba letras mayúsculas y al final de cada número se incluía además del tiraje, el tipo de letra y de papel, los nombres del linotipista, cajista, formador y los prensistas.
Otra característica muy curiosa, fue la manera en que se determinó el precio, la fórmula era la siguiente: se le preguntaba al corresponsal de cada uno de los países en los que se distribuía ¿cuál era la cantidad que podía pagar un poeta pobre por la publicación?, y según la respuesta se fijaba el monto, de tal manera no es de extrañar que en la lista de precios no exista una relación consistente entre la costo en los diferentes naciones y el equivalente real entre las distintas monedas,
La estrategia de distribución se realizó gracias a la buena disposición de Arnaldo Orfila al proporcionarles toda la información y los contactos internacionales del FCE, con esos datos pudieron enviar a consignación ejemplares llegando a tener con el tiempo presencia en casi toda Iberoamérica, Estados Unidos, algunos países de Europa e incluso hubo representante en Australia. La expansión geográfica de la revista se reflejó también en la diversidad del contenido, era posible encontrar en sus páginas la creación de poetas hispanoamericanos, estadounidenses, europeos, asiáticos y africanos.
El Corno Emplumado se elaboró con materiales de primera calidad, los artistas plásticos aportaban parte de su trabajo para ilustrarlo y también en algunos casos dinero. Gracias a ese apoyo se explica el inusual tiraje de 3000 ejemplares, cantidad nada frecuente para una revista de poesía. Entre los muchos detalles que distinguen a la revista debemos destacar que no siempre utilizaba letras mayúsculas y al final de cada número se incluía además del tiraje, el tipo de letra y de papel, los nombres del linotipista, cajista, formador y los prensistas.
Otra característica muy curiosa, fue la manera en que se determinó el precio, la fórmula era la siguiente: se le preguntaba al corresponsal de cada uno de los países en los que se distribuía ¿cuál era la cantidad que podía pagar un poeta pobre por la publicación?, y según la respuesta se fijaba el monto, de tal manera no es de extrañar que en la lista de precios no exista una relación consistente entre la costo en los diferentes naciones y el equivalente real entre las distintas monedas,
El éxito del Corno Emplumado se convirtió en motivación para que jóvenes poetas se dieran a la tarea de crear revistas propias en sus respectivos países. Siendo la publicación el medio idóneo para dar a conocerlas.
La simpatía que despertó entre los lectores, también se contagió a los poetas, al parecer todo mundo estaba dispuesto a colaborar con la revista. En el número 18 dedicado a la poesía mexicana es posible leer creaciones de Octavio Paz, Juan Martínez, Octavio Cortés, Juan Bañuelos, Jaime Sabines, José Carlos Becerra, Sánchez Macgregor, Isabel Fraire, Homero Aridjis, Gabriel Zaid, Manuel Calvillo, Emilio Pacheco, Rosario Castellanos, Bonifaz Nuño, Jaime Labastida, Óscar Oliva, Jaime Augusto Shelley, Thelma Nava, Efraín Huerta,, Leopoldo Anaya, Marco Antonio Montes de Oca. Se ve muy complicado encontrar una publicación que en un mismo espacio contenga una muestra tan completa de poetas contemporáneos.
En un principio la revista tuvo la intención de ser una publicación estrictamente de poesía y para ello debía de mantenerse alejada de las opiniones políticas, sin embargo los acontecimientos que transformaron al mundo en la década de los sesentas hicieron imposible que los poetas no se involucraran en todo lo que estaba sucediendo, las portadas hacían alusión a la primavera de Praga, la guerra en Vietnam e incluso se solidarizaron con el boicot de César Chávez líder UFW en contra de los productores de uva de California.
La revista llegó a su final a partir de los acontecimientos de 1968, los editores denunciaron valientemente las atrocidades cometidas el dos de octubre, a partir de ese momento fueron amenazados, les fue retirada todo la publicidad gubernamental y finalmente tuvieron que salir del país. Con el número 31 después de ocho años concluyó la aventura de conectar por medio de una revista a una generación de poetas alrededor del mundo.