lunes, 13 de mayo de 2013

La Inundación de Guanajuato.1905




Hay  algunas   ciudades  en las   que  sus calles nos  revelan casi tantos  detalles de su  historia como  los  que se  pueden  encontrar   en sus  más  extensas crónicas; un  buen ejemplo de ello  es Guanajuato,  ciudad   que fusiona  en su  fisonomía su historia y  vocación.

La fundación de las  urbes  hispanoamericanas obedeció  a reglas muy precisas  contenidas  en las  ordenanzas (leyes de indias  1573). El modelo  a  seguir era el trazo denominado  en  damero  o cuadricular,  pero  a  pesar de lo estipulado   algunas  ciudades eludieron   aquella  disposición mostrando un  diseño,  que más  que  irregular, podría  calificarse de   laberíntico,  otorgándoles  un  rostro inconfundible como es el caso de Potosí,  Zacatecas,  Taxco, Guanajuato.  .
 El  denominador común  de éstas  poblaciones fue  que  todas ellas  nacieron  como  ciudades  mineras, el principio  bajo el  que se  edificaron , correspondió   exclusivamente   a la  conveniencia  de establecerse lo más  cerca posible a la  enorme riqueza del subsuelo.

La  falta  de una adecuada planeación    tuvo como consecuencia  una serie de  problemas   y peligros  para  sus   habitantes. En el  caso de  Guanajuato  las  inundaciones   provocadas por las  lluvias han  sido por  desgracia una  constante.   Antes del  gran desastre  de  1905 se  tiene memoria de al menos  quince  inundaciones de  grandes  proporciones.

La  obra  relata  de manera  detallada los  daños  materiales,  y las  tragedias  humanas sucedidas  a lo  largo  de   los cuatro  kilómetros que  median entre la presa  de la Olla y  el Cantador, provocadas  por   las precipitaciones del treinta de   junio  y en especial la del  primero de  julio de  1905.   Desaparecieron barrios  enteros,  quedaron  destrozadas  innumerables  construcciones que se  encontraban cercanas al  río en las  calles de Matavacas  y  Cantarranas, los  servicios  de  agua, telégrafo,  y  electricidad  colapsaron.
La  magnitud  del desastre lo  convirtió  en   noticia  internacional,  el  Káiser  Guillermo II fue el primero de entre muchos  otros mandatarios  en  enviar  donativos.

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 La inundación de  Guanajuato de Joaquín G. y González  fue de las primeras publicaciones  en el  estado  que  dejó   testimonio  gráfico de desastres naturales, no pudo imprimirse en la  ciudad de  Guanajuato  debido a que  las  oficinas  y la maquinaria  utilizada  por el  periódico local  "El  Barretero", fueron  destruidos  por  la avenida. El  editor del  Barretero   recurrió  a  sus   colegas  del  periódico "El  Obrero" de León Guanajuato   para que publicaran   la  noticia. De acuerdo a la   costumbre  se trató de un libro  por  entregas,  en  quince entregas reunía  el  paciente  lector  la  obra completa.

La imprenta "El Obrero" de José de  Jesús Rodríguez  Fernández  adquirió  importancia  a nivel regional al  ser  uno  de las  primeras   del país   que    utilizó  fotografías de manera  regular. Por  desgracia compartió años  después la  mala fortuna  del periódico del Barretero, aunque  en este caso  la naturaleza no  tuvo nada  que  ver.   El   primero de agosto de 1914  las  fuerzas comandadas  por  Pascual Orozco ingresaron a  la  ciudad de León  teniendo como primer  tarea  en su  lista  de   fechorías  incendiar las   prensas del periódico "El  Obrero" por atreverse   a llamarlo,  (con  justa razón)  asesino, salteador de  caminos,   y roba  vacas. La   destrucción de la  editorial  fue  total.




En la portada  del libro se    aprecia el escudo  que   le  fue   concedido a la  ciudad de Guanajuato  en el  siglo XVI,  La  Santa Fe  de  Granada,  emblema  que  con el  tiempo     terminó   por identificar  no  sólo la  "Ciudad de Santa Fe y Real de Minas de Guanajuato" sino  a  todo  el  estado.



Un  aspecto  que llama  la  atención es  que el  evento a pesar de  haber sido  una  verdadera calamidad nunca  perdió la  dimensión humana. La información  de las personas   fallecidas  se  daba de la siguiente manera: Tranquilino  Zepeda 59  años, platero,  casado  con María  Borja Borja padre de  dos  hijos.   A  diferencia  de lo  que  sucede actualmente, las  personas   heridas  los muertos y damnificados  no  figuraron como simples  números  o estadísticas, las  víctimas tenían   nombre, apellido, familia y   ocupación . 




González, Joaquín G. La  inundación de Guanajuato. León  Gto., Imprenta de J. Rodríguez  e  hijo, 1905. 244 pp. 

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