lunes, 28 de noviembre de 2011

Agradecimiento a los libros, Stefan Zweig.

No  fueron muchos los  ejemplares   de la  Editorial  Juventud  de  Barcelona  que  a finales  de los treinta llegaron, con las  primeras  traducciones al español  de la obra de  Zweig,  pero   ese  primer  encuentro  fue más  que  suficiente  para  crear  una  verdadera  legión de fieles  seguidores en nuestro pais.  Un  par de años más tarde, ya era  posible observar en las flamante vitrinas  de la  Librería  Letrán casi  todos sus  títulos, ahora  procedían   de la  Editorial Juventud  en  Buenos   Aire. Entre  ellos se exhibía    una solitaria   edición mexicana de María  Antonieta,  probablemente el primer   libro de  Zweig  impreso en  nuestro  país.
A partir de esa  edición  hemos disfrutado la  abundante  obra del  escritor austriaco en numerosos  sellos  editoriales  mexicanos. Recuerdo con especial  agrado  los  ejemplares  de  la  editorial Diana que en  su  inconfundible presentación  en  8°,  pasta  dura  color  rojo, fueron  los  que nos  permitieron a  incontables lectores conocer su obra.

Hoy  que  se cumple el 130  aniversario del  nacimiento del  escritor, quiero celebrar la ocasión recordando el  enorme cariño que sentía por los libros  y  que plasma  de  manera envidiable en su agradecimiento a los libros:




"Aquí  están, resignados y  callados. No  instan, no llaman, no piden. En su  estante están, y  esperan,  silenciosos. Una somnolencia parece  envolverlos, y, sin  embargo, de cada  uno  de  ellos  mira  un nombre  como un  ojo  abierto. Al acariciarlos  con la  vista, con  las  manos no nos llaman  suplicando,   no  se dan importancia. Están  esperando  que nos entreguemos a  ellos; solamente  entonces se  ofrecen. Primero,  tranquilidad alrededor de nosotros,  tranquilidad  en nosotros, luego  estamos dispuestos para ellos: una  noche al regreso  del  camino  fatigoso;  un mediodía, cansados de  los  hombres; una mañana  nublada que se  abre entre sueños  visionarios. Deseamos platicar con  alguien  y  sin  embargo estar  solos. Deseamos  soñar,  pero  con  música. Con  el  gusto epicúreo anticipado  de  la dulce prueba, nos acercamos  a la  biblioteca: cien  ojos, cien nombres clavan  la  vista  en nuestra  mirada escudriñadora,  silenciosos  y  pacientes, como las esclavas de un  serrallo  en  su  dueño, esperando con  devoción la llamada,  y  felices  de ser  elegidos, de ser  gozados . Y de hallar  luego, como cuando  el  dedo pasa  tanteando sobre las teclas del piano, el  sonido  exacto  de   la melodía  interior: flexible se  sujeta a la mano este  ser  blanco, taciturno, este violín  silencioso del  que  emanan  todas  las  voces de Dios. Lo abrimos, leemos un  renglón,  un  verso:  pero  no  suena  en consonancia con la hora. Desilusionados, casi  sin  delicadeza, lo  devolvemos  a su  sitio. Hasta  que  encontramos el presentido, el propio, el  justo en el mundo. Y  de repente  sentimos  como un abrazo, el  aliento se  une  a otro aliento, como  si tuviéramos al  lado el  cuerpo cálido, desnudo  de una  mujer. Y al  acercar a  la  lámpara este   libro  finalmente  escogido,  se  abrasa  como por  un  fuego  interno. La magia  ha  obrado; fantasmagorías suben desde las  suaves  nubes del sueño. Calles  y  avenidas se  abren de par en par, y  extrañas lejanías recogen el  sentimiento que se  va  extinguiendo.
Un  reloj  hace  oír  su  tic-tac,  no  se  sabe dónde. Pero  no  alcanza hasta  este tiempo  ya  escapado  a sí mismo.  Aquí  las  horas  se  miden con  otro  compás. Tenemos  aquí los  libros  que  transcurrieron  muchos  siglos  antes de  que sus palabras nacieran en nuestros labios: tenemos  aquí, libros  jóvenes,  nacidos solamente  ayer, engendrados solamente  ayer  por la perturbación  y el  capricho de un  niño imberbe: pero  hablan una lengua mágica;  tanto el uno  como el otro  elevan, meciendo y  ondeando, nuestro  aliento. Y emocionando,  consuelan simultáneamente; seduciendo, apaciguan los  sentidos  abiertos. Y paulatinamente nos  sumergimos, nosotros mismos, en  ellos  siendo  absorbidos  por  el  reposo  y la contemplación , por el  sereno  vuelo  de sus melodías , por  un  mundo más allá  de  nuestro  mundo
¡Qué   horas  más  puras pasamos  alejados del  tumulto  terrenal! ¡Libros,  compañeros  fieles,  silenciosos:  como  agradecer  su perpetua  compañía, el eterno aliento e infinito  estímulo de  su  presencia!  En los lúgubres días de la  soledad del alma;  en  hospitales  y  campamentos de guerra, en prisiones y  lechos de  dolor;  en  otras  partes, siempre  despiertos,  han  procurado  sueños  al  hombre  y  un poco  de consuelo  y  serenidad  en la  inquietud  y  el  martirio.  Siempre , clementes  imanes de Dios,  han conseguido elevar  el alma,  cuando se  hallaba sepultada  en la  banalidad ,  hasta su propio elemento; siempre, en nuestra  noche, nos  han  abierto en lejanía  el  cielo  abierto.
Pequeñísimos  trozos de  lo infinito, están  instalados silenciosamente en  el interior de nuestro  hogar. Pero  cuando  los  libera la  mano, cuando  vibra su  corazón,  entonces  rompen invisiblemente  sus   cárceles triviales, y  su palabra  nos  eleva, como en un  vehículo  fogoso, desde la  nada  a la  eternidad."


Zweig Stefan. La  pasión  creadora.  México.  CNCA  Cien del mundo.  1994.
Traducción de Alfredo Cahn.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Defensa que por sí mismo produce el general de división Bernardo Reyes. 1912


Prisionero por  más  de  un año en  lo  que  fuera  el    antiguo  convento de Santiago  Tlatelolco  el  general  Bernardo Reyes  dedicó parte   de  su  tiempo  tras las rejas, a   redactar  lo  que  sería  su defensa en  contra  de los  cargos  fincados  por  levantarse en  armas  en contra del   gobierno de Madero. La   espera de una sentencia  que no llegaba,   aunada  a un  indulto  que   dejaba  poco espacio al  honor,  le  generó una  incertidumbre  que  resultaba más letal  que la  misma pena  capital a la  que sería  sometido si se  encontraba culpable .

 El  general Reyes desde el principio   aclara  que el  documento trasciende el  ámbito  judicial,  no se trata  de una   una  defensa  legal, por  que sabe,  que  ante las  leyes   es  culpable,  tampoco   busca  el perdón,  el perdón se pide  cuando existe la  convicción de  que se  actuó  mal,  y ese  no  era  el  caso. Por medio de su escrito desea  poner en relieve  su larga  y exitosa carrera militar,  quiere   que  se    valore  su  actuación como  funcionario gubernamental,  como  administrador,   pero especialmente    como  gobernador  de  Nuevo León.  Reafirma   una  vez  más su inagotable lealtad  a Porfirio  Díaz, aclara  que las  desgracias  que  sufrió  se  debieron  al  circulo  de  "científicos " que   rodeaban   a  don Porfirio.

Al abordar la    sublevación,  dedicó muy  poco  espacio  en  exponer  las  razones que lo  llevaron  a  alzarse  contra  Madero,  asume   que  no  hace  falta  abundar sobre  el tema, y  que  la impresión  personal   que  tenía  sobre la ineptitud de Madero era  generalizada,  - en su  opinión-   el país se le estaba desmoronando entre  las manos y  el  golpe  era la   única manera  de   evitar el desastre.   La  verdadera  preocupación fue   exponer las  causas  que   hicieron  fallar la  revuelta,  el  fracaso  se relacionó  directamente  a la intervención   del gobierno de   Estados Unidos,  denuncia la   persecusión  que   sufrieron   sus  seguidores en el  vecino del norte  mientras  adquirían  armas,  el  decomiso de las mismas  y  el  encarcelamiento    en la  ciudad de  San Antonio. Le  extraña   la  actuación del  gobierno estadounidense sobre todo  que cuando  se trató de  derrocar al  gobierno de  Díaz, fueron más  que  complacientes con  los  conspiradores.    La explicación  que ofrece ante ese  doble  comportamiento,  es  que  a  EEUU  siempre le  ha  convenido tener un vecino  con   gobierno débil.


 

Bernardo  Reyes Ogazón *





Unos  meses   después de haber publicado  su Defensa,  el  9 de  febrero  de  1913, se presentó    un  nuevo levantamiento en contra de Madero,  una  de las primeras  acciones de los  generales sublevados   fue ordenar  la liberación  de Bernardo  Reyes, libre de la prisión   se une  a los  rebeldes  para   dirigirse a Palacio  Nacional con la intención de tomarlo. El   primero en morir por la metralla de los  defensores  fue Bernardo Reyes.
El  general  estaba consiente  que  levantarse en contra del  gobierno maderista   había sido  un  suicido político,   lo  que  trató  de  evitar  con  este  libro, es  que el  suicido  político se  conviertiera también  en su  muerte  histórica.


Reyes, Bernardo.  Defensa  que por si mismo produce el C.  General de División Bernardo  Reyes. México. Imprenta  Lacaud, Fotograbado y Linotipia. 1912, 50 pp.
* Bernardo Reyes. A  Costilla, 1892. oleo sobre  tela. Capilla  Alfonsina, Conaculta

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Relación de los Méritos y Servicios de Don Joseph Nicolás de Larragoiti 1784


Grave  preocupación,  problema   de  solución  temporal,   es  y  ha sido la  obtención de  un  buen  empleo.  Especialmente  en   estos  tiempos  en los  que parecen  cumplirse  los  funestos pronósticos  que  hiciera Vivian  Forrester    hace  algunos lustros cuando   afirmó  que:   "hay algo peor  que  ser  explotado,  es ni siquiera ser  explotado".  Por  eso en un escenario   cada  vez   más  complejo, todos   los  recursos que  ayuden a conseguir el mejor trabajo posible, deben de ser  utilizados  al máximo, entre ellos,  realizar un  buen  curriculum  vitae  ocupa un lugar   fundamental

La  práctica de poner por escrito  nuestras  virtudes y omitir  nuestros defectos es añeja y  tiene como  antecedente  la  elaboración de  las  Relaciones de Méritos.   El  vinculo entre ambos  documentos  queda  de manifiesto  bajo el  hecho,  que en  algunos  sitios de  hispanoamérica  se sigue  utilizando  el  término de Relación de Meritos  para  referirse al  C.V. Las  Relaciones  son listados  pormenorizados   de la experiencia  y  capacidades que  el candidato a  un  puesto   consideraba de    valía   para   ser  tomadas en  cuenta  a la  hora  de  decidir  la  asignación de un  empleo. Se  incluye  el lugar de nacimiento, la  preparación  académica  junto a las  distinciones  otorgadas  durante el proceso,  los  cargos ocupados  y la  manera  en que  fueron  desempeñados;  así como  los   servicios prestados a  la  corona,  y un  dato de    especial importancia  en  esos  tiempos   el nombre de  padres y  abuelos.





Nicolás  Larragoiti imprimió por lo menos en dos ocasiones su Relación de Meritos.  La  primera   fue mencionada  por José  Toribio Medina  en la Historia  de la Imprenta en México,   en donde describe  un  ejemplar   que localizó en el  Archivo de Indias  (4°, 8 pp. s/f  impreso en México  1778)  (1) Medina 5882.  La  segunda,  que  presento  ahora,   comparte el  formato, pero  tiene  sólo   6 pp. numeradas y  el año de  impresión  es  1784. Aunque  carece de pie, fue  posible determinar  la fecha  de impresión ,   ya  que  en dos  ocasiones la frase  "presente año"  fue modificada  por  1784.  Cuenta  con  algunos  renglones  manuscritos destinados a   actualizar el documento  hasta  el año  de   1789,  con la  finalidad de  utilizarlo de nueva cuenta   para concursar  y  obtener  por  otro   periodo  la cátedra de Clementinas (2)

Estas relaciones eran  enviadas  a alguna de las numerosas  instancias del    aparato administrativo imperial  Muchas de ellas  se realizaron de manera  manuscrita. aunque por el  número de  copias  que era necesario dejar en  cada  uno de los sitios correspondientes,  las  personas  que  tenían la posibilidad optaban por   mandarlas  a    imprimir.






"Que asi mismo le  nombró su Excelentísima e Ilustrísima su  Abogado  consultor de camara y  le  ha fiado otros  encargos  y  comisiones  que  ha  desempeñado a  su  satisfacción.
Que  el  26 de Octubre de 1784 adjudicó la cátedra de Clementinas  con  todos los votos  y  tomó  posesión 6 de  noviembre de aquel año,  y habiendo servido hasta  igual del mismo mes de 88, y  puestos  edictos para  nueva oposición, por  haberse  cumplido el  cuadrienio,  ha  leido  con termino al  24  y  cumplido  con las demás leyes de opositor.
México 12  de  enero de  1789
Diego Porradas  S[ecreta]rio. "

Nicolás Larragoiti es el claro ejemplo del clérigo criollo  ilustrado, perteneció a un  grupo  cuya  actuación resulta  fundamental en los acontecimientos históricos  con los que  inició el   siglo XIX.  Nació en la  villa de   San Miguel el  Grande  (San Miguel de Allende Gto.) fue  hijo de D.  Francisco Antonio de Larragoiti  Acibay regidor y alcalde de San Miguel y de Anna  María de Jáuregui  Rosales. Realizó  sus primeros  estudios en el  colegio de San Francisco en San Miguel, Ingresó  al seminario de San Ildefonso en  1763 ese mismo año obtuvo grado de  bachiller  por la  Real Universidad, se recibió de abogado  fue   doctor en  ambos derechos por la universidad  y catedrático en ellas , sustituto y propietario de leyes y  cánones hasta  jubilarse en la prima de esta facultad ;  fue  defensor de  testamentos capellanías  y  obras pías , examinador sinodal del  arzobispado y  cura  en propiedad del sagrario. Murió en México  en 1813 contagiado por la  peste.
Además de   sus  Relaciones  se   conoce la  obra: Informe por la  jurisdicción eclesiástica del obispado de Valladolid de Michoacán... México.  en la imprenta de   Felipe de Zúñiga y  Ontiveros, 1782


El  documento   como  innumerables  papeles  de la época,  da inicio  con una  cruz  impresa al  centro de  la  parte  superior.  La  cruz es  la representación  gráfica  del acto  de encomendarse a Dios.  Al parecer tal  manifestación  tipográfica comparte  origen  y se encuentra   profundamente  relacionada   con la  arraigada  tradición de   persignarse al  comenzar el  día, en el trabajo, o al   momento que el comerciante realiza  la primera venta diaria y últimamente se ve entre algunos deportistas justo  cuando ingresan al  campo de  juego. El impreso  tiene un  sello en la primera página, tal  situación   normalmente   me causaría  gran  pesar,   pero   en    este  caso,    lejos de  ello,   resulta  todo lo  contrario , ya que   quien estampó  su  sello   fue  mi abuelo


+ RELACION  /  DE LOS MERITOS Y  SERVICIOS / DEL DR, D, JOSEPH NICOLAS DE LARRAGOITI/  Certifico...    México. 4°, 6 pp.   1784  spi.

No  en BNM, Medina, Ziga

(1) José  Toribio, Medina La  imprenta  en México. Tomo VI  p.184 No. 5822
(2) Las Clementinas   son cada  una de las Decretales del papa Clemente V, recopiladas  por orden del papa  Juan XXII, el año de   1317.  Es una  de las seis  obras  que  constituían el Corpus Iuris  Canonci. La  cátedra de Clementinas  formaba  parte de la  facultad de  cánones.


Bibliografía.


 Medina, José Toribio.   La imprenta en México. Primera  edición  facsimilar 8 Tomos.  México.  UNAM. 1989
Ziga,  Francisco y  Espinosa, Susano. Adiciones  a la  Imprenta  en México de José Toribio Medina. Puebla, Oaxaca, Guadalajara, Veracruz y la Insurgencia. México. UNAM, IIB.  1997
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