Hace unos días se produjo otro de esos vergonzosos incidentes a los que nos tienen tan acostumbrados la estulticia y prepotencia de los funcionarios en nuestro país. Al menos en esta ocasión es posible rescatar dos hechos positivos, a pesar que las noticias sobre fútbol acaparan la atención, el asunto tomó tanta fuerza en las redes sociales, que no le quedó más remedio al titular de la Secretaría de Educación que destituir al director. Por otra parte el escándalo le otorgó una notoriedad inusitada a un evento que de otra manera hubiera pasado desapercibido.
Aurora Reyes nació el 9 de septiembre de 1908 en Hidalgo del Parral Chihuahua y murió el 26 de abril de 1985. La participación de su abuelo el general Bernardo Reyes en la Decena Trágica, arrastró a todos sus descendientes a una situación muy complicada, muy niña se trasladó a la ciudad de México donde padeció terribles privaciones. Cercana al grupo de los estridentistas, amiga de Frida Kahlo y Diego Rivera encontró en el arte su vocación. En 1936 diseñó y pintó el mural "Atentado a las Maestras Rurales"en el Centro Escolar Revolución de la Colonia Doctores, convirtiéndose en la primera muralista mexicana.
Además de la pintura Aurora encontró en la poesía otra vía para expresarse. En 1953 aparece Humanos Paisajes libro que le permite publicar por vez primera su trabajo en conjunto, contiene 18 poesías. Fue el primer número de las Ediciones Amigos Del Café París. Los amigos del Café París era un grupo de personas relacionados con la cultura que se reunían precisamente en el café que se encontraba en las calle de 5 de Mayo y Filomeno Mata, junto a la cantina la Ópera, fueron conocidos también como el grupo "los Pavorosos"
La ocasión es una buena oportunidad para recordar algo del trabajo de Aurora Reyes, se muestrarn algunas de las imágenes que acompañan el libro creadas por ella, y el poema "Estancias en el Desierto".
A mi primera patria de infinito,
en el Norte de México.
Desiertos de Chihuahua.
I
ESTANCIA EN EL PRIMER INFINITO
Ardiente, nueva luz abre mis ojos.
Renace adulta la infantil mirada.
Crecen los ecos de tu poblada ausencia,
presente y encendida en la distancia.
A la espalda del cielo se desnudan las sombras.
Brota su lirio el día.
Huérfana sonrisa camina sobre el alba.
Hay una casa gris,
una carreta,
una última calle de ceniza.
Escucho cómo el sueño desliza su silencio.
Ya siento las corrientes de sed hasta mis huesos.
Como impiadoso amor me reconstruyes
en tu mano del sal deshabitada.
La negra vos del infinito rueda.
Una curva de piedra detenida.
II
PRESENCIA DE LA MAÑANA
Roza el torso del viento epidermis de arena;
ondula, danza, gira,
modela en carne viva océanos de naufragio,
abanica cristales,
juega suspenso vórtice en el aire.
Adolescente sol
levanta a luz y sombra mirada panorámica,
ciudad esbelta transparente de azules,
anchas flores dormidas,
ciegas estatuas olvidadas.
Pausa lenta:
la mañana, vencida, se derrama.
III
MEDIODÍA DESNUDO
¡Indefenso gigante!
Multiplica el espejo tu lamento.
¡Ángel horizontal y desvalido!
Alas, palomas son martirizadas,
las dunas desgarrando su vestido;
agítanse los senos incendiados
en oleaje convulso y enemigo.
Bajo la fiesta cruel de finos dardos
cortan las rocas ángulos veloces.
Llora el iris su cuerpo encarcelado
aguda geometría en todos los colores.
Sopla viento de lumbre;
metálicas espinas le han herido.
Tiene los labios secos,
al horizonte van sus pies de vidrio.
Antiguo sol esparce congénito simiente;
en tus dedos de luz también cabe la muerte.
Oscila el mediodía suspendido
como fruto maduro de infinito.
En su reinado inmóvil la mirada ha crecido
y el sabor de la angustia y la ceniza
y la sed... y la sed... y el espejismo.
IV
DINÁMICA DEL AGUA AUSENTE
Una pausa más lenta
desnuda la voz de la tormenta.
Alza el paisaje la quemada frente
y un grito-muchedumbre de cal viva
estremece la atmósfera yacente.
Renacidos perfiles de caricia soñada:
¡Agua! sonrisa líquida, frescura ausente.
¡Agua! palabra linfa.
¡Aguanube, agualluvia, aguajardín!
Agua de soledad, agua negada.
Roja lengua dice una llamarada.
En el fondo, la sed roba al sollozo
su calidad más íntima de lágrima.
En el médano atormenta veranos anhelantes,
las insepultas manos de los cactos
elévanse puñales.
Remota estela de rumor marino:
te han perdido los pasos de la arena,
regresan a tu encuentro las distancias.
¡Corona espuma fina tu perfume de nada!
V
TORMENTA DEL POLVO
Esqueleto del mar, puerto de ausencias.
Cauce desierto de la mar mirada;
al amor infinito de tu música,
al eco del coral, abierta estancia.
Fría pupila, disecado vientre,
raíz perdida, forma desolada.
Eres el rostro vivo de la muerte:
sobre tu cuerpo, traicionado viaje,
bajo tu piel mil bocas solitarias.
Polvo errante y sombrío.
Abismo en celo.
Vena seca de olvido y de nostalgia.
Muerde tu corazón lúgubre queja...
(En tibio lecho el agua de los mares
mece amorosa el sueño de las barcas).
VI
PARÁBOLA DE LA FATIGA
Calcinados rumores van cayendo
al hondo de la tarde.
Horizontales láminas disuelven
celestes arenales.
Deslizan su bandera perseguida
nubes de fino talle.
Fiera de luces mágicas alcanza
cabelleras al aire.
Adelgazan la luz su transparencia.
Ave de odio desprende mudo vuelo
al cobalto ondulante.
Pausa torva de cómplice silencio.
¡Un dramático sol asesinado
rueda en arena-sombra su diamante!
En el cielo, cansancio azul dormido
deja correr su sangre de oro líquido.
Es la tarde parábola de aceite:
violetas en el filtro de morado,
armazón consumido de fuegos de artificio
girando indiferente.
VII
ESTANCIA DEL OLVIDO
Pasa la mano del silencio
por el cóncavo rostro del sueño.
Ataviada de viejas resonancias
va la sombra del viento.
La pestaña del astro cae inmóvil
al párpado del tiempo.
¡Abre, sol negro, tu brillante noche!
Formas oscuras llenan tu comienzo.
Sobre la superficie de serpientes,
el rencor de la fiebre, la inerte quemadura:
ríos de rosa fresca, tacto de terciopelo,
arroyos de tiniebla!
El silencio en los labios del silencio.
Asciende adormecida la sonrisa
en los brazos nocturnos del secreto.
VIII
ARQUITECTURA DE LA LUNA
Profundidad violada.
Línea helada de luz.
Firme trazo sideral.
Geometría y andamio:
construcción espectral.
Ola concéntrica de cielos,
circulares espejos abriendo el horizonte;
emergiendo pirámides de plata,
despertando los pasos de Indios Pueblo,
absortas sepulturas,
venados pétreos.
Imantado, suspenso, lanceado de blancura,
de luna coronado;
evadido de los siete colores
del prisma de sal,
gira el desierto cegado
en magnético mar espiral.
IX
RETORNO AL DESIERTO HUMANO
Habitante desnudo de la soledad
Cuerpo compacto de la angustia.
De pie sobre su planta prisionero,
creatura de la sed ronda su imagen:
contorno humano ¡vertical desierto!
Danzando hasta el retorno del principio
cuerpo en vaivén y brazos enlazados
aflora la biznaga del hechizo.
Noche de rojo firmamento.
Las recónditas bestias de la sangre
caminan en el hombre del instinto
hacia el llanto ululante.
Las manos primitivas de la magia
avanzan hacia el eco.
Señal, cábala, signo,
un círculo de asombro:
¡surge el verbo!
Allí donde los árboles ausentes,
donde el margen columpia la distancia,
en la raíz sombría del origen...
¡Norte de México!
¡Soplo de abismo!
¡Flauta mis huesos!
Desde la frente del milagro
hasta el vientre cerrado del misterio.
Humanos Paisajes es un libro muy atractivo, y no es casual, ya que entre los "Pavorosos" que tenían interés por la literatura, se encontraba Gabriel Saldívar. un hombre que a lo largo de su vida de lector, historiador, editor y bibliógrafo, llegó a sentir una enorme atracción y respeto por el libro, bajo su dirección se creó las Ediciones del Café París.
La justificación de la tirada es la siguiente: De la edición original de esta obra, primera de las Ediciones Amigos Del Café París , se imprimieron 120 ejemplares numerados en papel Millers Falls Ledger, Ante De los cuales : 7 marcados con las letras A, B, C, D, fuera de comercio, 40 marcados con los números del 1 al 40, adicionados, cada uno, con un dibujo original de las viñetas y remates de las ilustraciones de la misma obra; y 73 marcados con los números del 41 al 113. El resto de la misma consta de 1000 ejemplares en papel bond de fabricación nacional..
Como es posible advertir el ejemplar que compartimos forma parte de estos últimos mil .
Reyes, Aurora. Humanos Paisajes, México, Ediciones Amigos del Café París, 1953, 116 pp.
5 comentarios:
El libro es magnífico. La suma de tantos esfuerzos y talentos de quienes hicieron posible este trabajo y el proyecto editorial del Café de París, merece ser extraído de la cueva del tiempo y multiplicado en su ejemplo. Un bello homenaje para la memoria de la maestra Aurora Reyes. Hay que aprender a querer su trabajo. Lo hizo para nosotros. Saludos.
Estimado Antonio.
Muchas gracias por tu comentario, es un placer enorme leerte por aquí.
Que importante es rescatar a artistas tan completos y multidisciplinarios, como lo es el caso de Aurora Reyes, que a pesar de su talento(pintora, escritora, etc.) es relegada en la historia del arte por cuestiones de genero a pesar de ser también una gran muralista.
Elizabeth.
Muchas gracias por tu comentario. Tienes toda la razón, la vida cultural de la primera mitad del siglo veinte mexicano no se puede explicar sin la participación de numerosas mujeres llenas de talento, que por desgracia han quedado un tanto eclipsadas por el único motivo de ser mujeres.
Saludos.
Marco Fabrizio
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